Oración, vocación, misericordia Oración, vocación, misericordia
En aquel tiempo, al pasar vio Jesús a un hombre llamado Mateo sentado al mostrador de los impuestos, y le dijo:
"Sígueme".
él se levantó y lo siguió.
Y estando en la casa, sentado en la mesa, muchos publicanos y pecadores, que habían acudido, se sentaban con Jesús y sus discípulos.
Los fariseos, al verlo, preguntaron a los discípulos:
"¿Cómo es que vuestro maestro come con publicanos y pecadores?".
Jesús lo oyó y dijo:
"No tienen necesidad de médico los sanos, sino los enfermos. Andad, aprended lo que significa "Misericordia quiero y no sacrificio": que no he venido a llamar a justos, sino a los pecadores".
“Misericordia quiero y no sacrificios”, el triple mensaje de Jesús
Un triple mensaje nos da Jesús en este hermoso pasaje. Por un lado la respuesta a su llamada: cuando le dice a Mateo que le siga éste no lo duda ni un momento, se levanta de su puesto de trabajo y va tras el Maestro, sin más preguntas. Siente la vocación y deja todo para encarar su misión. Pensemos que San Mateo era un funcionario público, un recaudador de impuestos, alguien con mucho peso en la sociedad judía. Y sin embargo abandona todo y sigue la llamada de su vocación.
En segundo lugar, y ante el escándalo que provoca su comportamiento entre los fariseos, Jesús nos da una de las claves de su venida a la tierra: curar a los enfermos, atender a quien realmente lo necesita, salvar a los pecadores. Cuántas veces nos escandalizamos ante comportamientos que creemos inadecuados por parte de alguien a quien admiramos, baste recordar los encuentros de Santa Teresa de Calcuta con muchos personajes famosos, pero ¿Cuánto bien hicieron esas fotos para dar a conocer su labor y para la conversión de muchos que se acercaron a ella? No juzguemos a la ligera y busquemos el sentido profundo de las cosas.
Y en tercer lugar la frase que toca directamente a nuestras conciencias: "Misericordia quiero y no sacrificios" ¿De qué me valen horas y horas de ayunos y penitencias si no me hablo con mi hermano por una antigua rencilla? ¿Para qué sirven mis oraciones si no soy capaz de amar al que me hace mal? ¿Dónde van a parar mis actos "de piedad" si no tiendo la mano al que sufre cerca de mí?