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EL LIBERAL . El Evangelio

Lo que une Dios no lo separe el hombre

02/10/2021 23:49 El Evangelio
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Lo que une Dios no lo separe el hombre Lo que une Dios no lo separe el hombre

Es necesario hacer un breve comentario acerca de la cuestión del divorcio en tiempos de Jesús para entender el planteo de los fariseos y la respuesta de Jesús.

 

En el judaísmo de los tiempos de Jesús, el texto de Dt 24, era la base para el divorcio. Allí se decía que si una mujer "desagradaba" a su esposo, éste le redactaba una carta de divorcio y la despedía. Las causas de este "desagrado" iban desde cuestiones serias a otras verdaderamente ridículas tales como quemar la comida. La carta de divorcio tenía la finalidad de "dejar en libertad" a la mujer, que se consideraba propiedad del marido, para que ella pudiera contraer otro matrimonio sin caer en adulterio. La cuestión del matrimonio tenía un doble marco: el jurídico y el moral. Desde el punto de vista jurídico, prácticamente todos los matrimonios en ese tiempo podían disolverse. Desde el punto de vista moral, sobre todo teniendo en cuenta la vinculación entre el ámbito jurídico y religioso en Israel, el divorcio no siempre era bien visto, muchos ensalzan la fidelidad matrimonial.

 

Los fariseos, se acercan a Jesús y para ponerlo a prueba le preguntan: ¿puede el marido repudiar a la mujer? El interrogante supone la respuesta, porque el "repudio" estaba autorizado por la Ley, y seguramente ellos sabían lo que pensaba Jesús. Lo que pretendían, sin dudas, era que Jesús desafiara a la ley.

 

¿Qué les prescribió Moisés? Moisés lo autorizó. Eso fue por la dureza de vuestro corazón, pero al comienzo de la creación no fue así. Dios los creó para la comunión y lo "que Dios unió, no lo separe el hombre". Jesús, confirma la prescripción de Moisés citada por los Fariseos, pero la relaciona con la dureza de corazón de los judíos.

 

Para Jesús, partiendo del orden de la creación, la voluntad de Dios era otra: que el hombre y la mujer vivan en comunión y no se divorcien. La comunión matrimonial no sólo aparece como un signo de la voluntad del Dios creador, sino que él mismo es el garante de esa unión. Apelar a la creación supone poner como fundamento de la relación matrimonial el amor de Dios que crea para la comunión. Por lo tanto, el matrimonio no es sólo una "comunión" entre dos personas (psíquica, física-sexual y espiritual) sino también un signo de la comunión de Dios con los seres humanos, simbolizado aquí por el matrimonio.

 

Conclusión

 

Con la llegada del Reino de Dios en Jesús, el orden de la creación ha sido restablecido, la comunión de los hombres con Dios y entre sí, ha quedado sellada por el Misterio de la Pascua de Cristo. Dios nos ha creado para la "comunión", y el matrimonio es, desde el punto de vista humano, el ámbito de relación más fecundo y fructuoso para vivirla. Es un signo de la alianza de Dios con su pueblo, por eso, tiene una dimensión sacramental y salvífica para que aquellos que lo vivan en plenitud alcancen en Cristo la Vida. Esto no supone, la imposibilidad de fracasar, de no poder cumplir con la voluntad de Dios. Sin embargo, a pesar de nuestras limitaciones humanas, Dios sigue renovando su compromiso con nosotros, creando seres para la comunión y ofreciendo su perdón a los que no pueden alcanzar la meta


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