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EL LIBERAL . El Evangelio

“Anda, y no peques más”

03/04/2022 23:33 El Evangelio
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“Anda, y no peques más” “Anda, y no peques más”

En aquel tiempo, Jesús

se retiró al monte de los Olivos.

Al amanecer se presentó

de nuevo en el templo, y

todo el pueblo acudía a él, y,

sentándose, les enseñaba.

Los escribas y los fariseos

le traen una mujer sorprendida

en adulterio, y, colocándola

en medio, le dijeron:

“Maestro, esta mujer ha

sido sorprendida en flagrante

adulterio. La ley de Moisés

nos manda apedrear a las

adúlteras; tú, ¿Qué dices?”.

Le preguntaban esto para

comprometerlo y poder

acusarlo.

Pero Jesús, inclinándose,

escribía con el dedo en el

suelo.

Como insistían en preguntarle,

se incorporó y les

dijo:

“El que esté sin pecado,

que le tire la primera piedra”.

E inclinándose otra vez,

siguió escribiendo.

Ellos, al oírlo, se fueron

escabullendo uno a uno, empezando

por los más viejos.

Y quedó solo Jesús, con

la mujer en medio, que seguía

allí delante.

Jesús se incorporó y le

preguntó:

“Mujer, ¿Dónde están tus

acusadores?; ¿ninguno te ha

condenado?”.

Ella contestó:

“Ninguno, Señor”.

Jesús dijo:

“Tampoco yo te condeno.

Anda, y en adelante no

peques más”.

Jesús perdona nuestros pecados y acompaña nuestras debilidades

Este relato de Juan sobre

la mujer sorprendida en flagrante

delito de adulterio,

pone a Jesús nuevamente

ante el conflicto con la Ley y

los fariseos. Jesús es un incordio

para los estamentos

del poder político y religioso

de los judíos. Por eso intentan

ponerle trampas.

“La Ley de Moisés nos

manda apedrear a las adúlteras:

tú ¿Qué dices?” le

preguntan. Jesús, como en el

relato del tributo al César,

donde apela a la imagen que

refleja la moneda, podría haber

recurrido al Sanedrín,

que era quien tenía atributos

para sentenciar estos delitos.

Podía haberse abstenido

del confrontamiento. Pero en

lugar de esconderse o rehuir

su compromiso, se compadece

de la mujer pecadora a

la que ha perdonado sin prejuzgarla.

“El que esté sin pecado,

que le tire la primera piedra”.

Porque Jesús no ha venido a

juzgar ni a condenar, sino a

traer la salvación. Así, ante

este reto todos fueron retirándose,

empezando por los

mayores, hasta el último. Y

Jesús perdona a la mujer.

“Tampoco yo te condeno.

Anda, y en adelante no peques

más”.

él se compadece del pecador, conoce la debilidad

del ser humano, y como

Dios mismo, quiere y busca

la conversión del pecador

para que por su arrepentimiento,

llegue a la vida.

No nos corresponde a

nosotros ser jueces de los

actos de los demás, porque

sólo Dios conoce el interior

de las personas.l

él nos enseña a ser

condescendientes, tolerantes

y generosos con los

demás. Nos invita a tener

un corazón compasivo y

misericordioso. Dios nos

brinda la opor tunidad de

difundir el amor y la amistad,

de disfrutar y promover

el gozo del perdón y la

reconciliación, de abrirnos

al hombre nuevo, solidarios,

capaz de paz y de esperanza. El hombre convertido, como el buen ladrón, que recibe la

bendición de la salvación:

“hoy estarás conmigo en el

Paraíso”.

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