“Las palabras de Dios” “Las palabras de Dios”
El que viene de lo
alto está por encima
de todos. El que es de
la tierra es de la tierra
y habla de la tierra.
El que viene del
cielo está por encima
de todos.
De lo que ha visto
y ha oído da testimonio,
y nadie acepta
su testimonio. El que
acepta su testimonio
certifica que Dios es
veraz.
El que Dios envió
habla las palabras de
Dios, porque no da el
Espíritu con medida.
El Padre ama al Hijo
y todo lo ha puesto en
su mano.
El que cree en el
Hijo posee la vida
eterna; el que no crea
al Hijo no verá la vida,
sino que la ira de
Dios pesa sobre él.
“Yo soy la luz del mundo el que viene
detrás de mí no andará en tinieblas”
Las lecturas de los
Hechos de los Apóstoles
de estos días nos
lo manifiestan claramente.
Las autoridades
religiosas del pueblo
judío quieren parar
el movimiento de Jesús,
quieren darle por
muerto y que nadie hable
más de él. Pero a
los apóstoles, a los que
Jesús abrió su entendimiento
y su corazón, se
les apareció y les convenció
que había resucitado.
Por eso, los
apóstoles ya no pueden
callar, son testigos
de la vida, muerte y
resurrección de Jesús
y quieren proclamarlo
como se lo pidió el mismo
Jesús para alegrar
la vida de sus oyentes.
El Sumo sacerdote
y el Consejo les meten
en la cárcel, les prohíben
volver a hablar de
Jesús, pero ellos, ya liberados,
no les hacen
caso: “Hay que obedecer
a Dios antes que a
los hombres”. No pueden
dejar de hablar de
Jesús, de extender su
buena noticia, una noticia
que es capaz de
llenar de alegría, de
sentido, de esperanza
a todo el que la escuche.
“Id por todo el
mundo y predicad el
evangelio”.
Todas las expresiones
de Jesús a Nicodemo
tienen una única
finalidad: resaltar que
Jesús es el enviado de
Dios, el Hijo de Dios, y
que tenemos que escuchar
sus palabras.
No son cualquier palabra,
son “las Palabras
de Dios”. Están muy
por encima de las más
sabias palabras de un
hombre.
“El que viene
del cielo está por encima
de todos”.
Y lo mejor es que
son palabras que nos
hablan no de problemas
matemáticos, de
problemas del espacio
o de los océanos,
son palabras que giran
en torno de nuestra vida
humana, que quieren
arrojar luz y desentrañar
los interrogantes
más importantes
de nuestra existencia,
indicándonos de
dónde venimos, hacia
dónde vamos y cuáles
son las actitudes fundamentales
que hemos
de adoptar ante todo lo
que nos salga en la vida
para encontrar el sentido
y la felicidad que todos
vamos buscando.
“Yo soy la luz del mundo
el que viene detrás
de mí no andará en tinieblas”.