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EL LIBERAL . El Evangelio

“Yo soy el pan de la vida”

04/05/2022 21:46 El Evangelio
Escuchar:

“Yo soy el pan de la vida” “Yo soy el pan de la vida”

En aquel tiempo, dijo

Jesús al gentío:

“Nadie puede venir

a mí si no lo atrae el Padre

que me ha enviado, Y

yo lo resucitaré en el último

día.

Está escrito en los

profetas: “Serán todos

discípulos de Dios”. Todo

el que escucha al Padre

y aprende, viene a

mí.

No es que alguien haya

visto al Padre, a no ser

el que está junto a Dios:

ese ha visto al Padre.

En

verdad, en verdad os digo:

el que cree tiene vida

eterna.

Yo soy el pan de la vida.

Vuestros padres comieron

en el desierto el

maná y murieron; este es

el pan que baja del cielo,

para que el hombre coma

de él y no muera.

Yo soy el pan vivo que

ha bajado del cielo; el

que coma de este pan vivirá

para siempre.

Y el pan que yo daré

es mi carne por la vida

del mundo”.

“Todo el que escucha al

Padre y aprende, viene a mí...”

Estando como estamos, celebrando por

cincuenta días el domingo de Pascua, se nos

proclama el capítulo sexto del evangelio de

san Juan. Y en este contexto se comprende

mejor lo que dice a propósito del signo que ha

realizado. El Misterio pascual que se actualiza

en cada Eucaristía, nos introduce en la

obra salvífica llevada a cabo por Jesús, que

nos ha amado hasta el extremo, entregando

su vida para que la tengamos en abundancia.

Generosidad en el amor significado en el “mejor

vino”. Generosidad en el pan multiplicado,

que sacia y sobra para alcanzar a otros. Porque

el amor de Dios es así, abundante, generoso,

sin límite ni condiciones previas. Tanto

amó Dios al mundo que le entregó a su propio

Hijo.

Le dice al gentío: “Nadie puede venir a mí

si no lo atrae el Padre que me ha enviado...” Y

a todos atrae Dios porque lo que desea es que

todos se salven y lleguen al conocimiento de la

verdad. Y como esa es la finalidad de la encarnación,

todos serán ganados por el amor que

en Jesús se ha revelado.

Lo que toca es ser discípulo de Dios. Y lo

que corresponde al discipulado es “escuchar y

aprender”. Porque el discípulo al convivir con

el maestro, aprende a escuchar y escuchando

como es debido, aprenderá adecuadamente

lo que se le está comunicando. La verdad de

la escucha y el aprendizaje se evidencian en la

adhesión a Jesucristo. Por eso dice: “Todo el

que escucha al Padre y aprende, viene a mí”

Es lo que se aprende del Maestro que dice de

sí mismo: Yo no hago sino lo que veo hacer a mi

Padre.” Y en otro lugar: Yo no digo sino lo que

escucho a mi Padre.

Puesto que él se ofrece para la vida del mundo,

el signo realizado que relata la generosa

abundancia, apunta a él mismo, que revela cuánto

amó Dios al mundo al entregarlo para que el

mundo se salve por él.

Es necesario comprender que los signos del

pasado de Israel, encuentran su plena realidad en

Jesús mismo. Por eso dice: “Vuestros padres comieron

en el desierto el maná y murieron; este es

el pan que baja del cielo, para que el hombre coma

de él y no muera.” El és el último signo ofrecido

por el Padre. Todos los demás apuntaban a

él, y en él todo está cumplido. Por eso al gentío

que le sigue, le ofrece alimentarse de su misma

vida, mediante su cuerpo entregado y su sangre

derramada. Es su amor sin límites el que sostiene

al que le recibe y lo convierte, en comunión con

él y con todos, en signo sacramental de un amor

más grande.

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