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EL LIBERAL . El Evangelio

A mis ovejas les doy la vida eterna

07/05/2022 22:22 El Evangelio
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A mis ovejas les doy la vida eterna A mis ovejas les doy la vida eterna

La escena se realiza durante la fiesta de la Dedicación

que conmemoraba la consagración del

Templo y del altar después de la profanación de

Antíoco Epifanes dos siglos antes.

Jesús se paseaba

por el Templo bajo el pórtico de Salomón,

lugar frecuentado por la gente para escuchar la

enseñanza de la Ley. Los judíos se acercan a Jesús

y le exigen que revele si era el Mesías, necesitaban

una prueba para acusarlo.

Jesús lo confirma

implícitamente: lo he dicho y no creen, más

aún, las obras que hago en nombre de mi Padre,

“dan testimonio de mí”, pero ustedes no creen,

porque no son mis ovejas. La situación es conflictiva

y cargada de tensión.

Así como algunos rechazan a Jesús, los dirigentes

del pueblo, otros “escuchan su voz”. Son

las ovejas que el Padre le dio y con quienes el pastor

tiene un trato personal, íntimo: “yo las conozco

y ellas me siguen”. A esas ovejas, Jesús les da vida

eterna y no perecerán jamás y “nadie las arrebatará

de mi mano”. A los discípulos, el Pastor les

asegura la vida eterna, porque están unidos a él.

Por eso, ante la persecución, ellos deben recordar

que Jesús les dio vida eterna y que nada ni nadie

puede arrebatarlos de su mano ni de la del Padre,

porque ambos los protegen.

Jesús dice que es “uno” con el Padre. La seguridad

de los discípulos, de la Iglesia, se fundamenta

en la comunión de Dios.

Esta comunión entre el Padre y el Hijo garantiza

la salvación de las ovejas.

Los discípulos, que escuchan la voz del Pastor

y tienen un trato íntimo con él, son asociados por

el Hijo a la comunión con el Padre. Esto los sostiene

en la persecución y los anima a dar testimonio

en el mundo.

Conclusión

No es casual que Juan coloque este episodio

en la fiesta de la Dedicación del templo. La escena

tiene un valor simbólico.

Los judíos creían que el templo era el lugar de

la presencia de Dios y en donde el pueblo encontraba

la “vida” a través de las prácticas cultuales

que allí realizaban.

Jesús dirá que el encuentro con Dios se realiza

en él, los discípulos que escuchan su voz y lo siguen

son incorporados a la comunión con Dios, la

misma que hay entre el Padre y el Hijo, comunión

que garantiza el acceso a la vida eterna.

Hoy más que nunca es necesario anunciar

a Jesús, darlo a conocer al mundo, para que las

personas se dejen guiar por él, experimenten su

cercanía que da la vida. Necesitamos escuchar su

voz, mirar con fe los signos de su presencia siempre

amiga y misericordiosa, seguirlo viviendo como

discípulos, y siendo receptivos a la vida en

abundancia que nos ofrece. No hay otro camino,

sólo en Jesús podemos encontrar una vida auténtica

y llena de alegría.

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