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EL LIBERAL . El Evangelio

“Que mi alegría esté en vosotros”

13/05/2022 22:30 El Evangelio
Escuchar:

“Que mi alegría esté en vosotros” “Que mi alegría esté en vosotros”

En aquel tiempo, dijo

Jesús a sus discípulos:

«Como el Padre me ha

amado, así os he amado yo;

permaneced en mi amor.

Si guardáis mis mandamientos,

permaneceréis

en mi amor; lo mismo que

yo he guardado los mandamientos

de mi Padre y permanezco

en su amor.

Os he hablado de esto

para que mi alegría esté en

vosotros, y vuestra alegría

llegue a plenitud. Este es mi

mandamiento:

que os améis unos a

otros como yo os he amado.

Nadie tiene amor más

grande que el que da la vida

por sus amigos. Vosotros

sois mis amigos si hacéis lo

que yo os mando.

Ya no os llamo siervos,

porque el siervo no sabe lo

que hace su señor: a vosotros

os llamo amigos, porque

todo lo que he oído a mi

Padre os lo he dado a conocer.

No sois vosotros los

que me habéis elegido, soy

yo quien os he elegido y os

he destinado para que vayáis

y deis fruto, y vuestro

fruto permanezca.

De modo que lo que pidáis

al Padre en mi nombre

os lo dé. Esto os mando:

que os améis unos a

otros”.

“La permanencia en el amor

de Dios nos da alegría, plenitud”

“Permanecer” es un verbo

que parece difícil conjugar

con el estilo de vida

contemporáneo. ¿Se puede

permanecer en un trabajo

durante mucho tiempo?

¿Permanece contra viento

y marea una relación de

amistad? ¿Puede permanecer

una promesa dada frente

a las adversidades? ¿Permanecen

los compromisos

políticos con el electorado

sobre los intereses partidistas?

¿Permanece el “si,

te quiero” para siempre? ¿O

todo depende?

Tres veces nos dice hoy

Jesús en el Evangelio: “permaneced

en mi amor”. El

evangelista utiliza la forma

imperativa, por lo que no es

un consejo, sino una orden.

De alguna forma nos está diciendo

no seáis desconfiados

y hacedme caso, permaneced.

La permanencia

en el amor de Dios nos da

“alegría, plenitud”, nos dice

Jesús, “amistad” con él.

Es una invitación a dejarnos

amar por él, pues necesitamos

permanecer en el amor

de Dios para vivir. Es su

amor el que nos hace amigos

y no siervos.

Lo que ocurre es que

al corazón humano le gusta

jugar, ir y venir de vez

en cuando, y le cuesta permanecer;

ninguno de nosotros

somos siempre fieles

a nuestros compromisos y,

cuando esto ocurre, nos damos

cuenta de nuestro extravío

y volvemos a buscar

la estabilidad que nuestro

corazón necesita porque

no podemos sostenernos en

el vacío. Jesús comprende

muy bien nuestra debilidad

y por ello insiste: “permaneced

en mi amor”.

Cuando Judas sintió con

tristeza que su corazón había

traicionado a Aquel que

lo amaba, no buscó la vuelta

al Amor primero a través de

la humildad y el perdón, como

hizo Pedro; en lugar de

permanecer, huyó a través

de la falsa puerta del suicidio.

Para cubrir este hueco,

los discípulos eligen hoy

a Matías, cuya fiesta celebramos

en la liturgia de hoy.

¿Cómo hacen el discernimiento?

En un ambiente de

oración que busca permanecer

en el amor de Dios.

Por qué no rezar hoy con

esta petición a modo de jacu

latoria: “Que nada me

separe de tu amor Señor;

quiero permanecer en Ti.”

Lo que debes saber
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