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EL LIBERAL . El Evangelio

“Yo soy la verdadera vid, y mi Padre es el labrador”

18/05/2022 00:46 El Evangelio
Escuchar:

“Yo soy la verdadera vid, y mi Padre es el labrador” “Yo soy la verdadera vid, y mi Padre es el labrador”

En aquel tiempo, dijo

Jesús a sus discípulos:

«Yo soy la verdadera

vid, y mi Padre es el labrador.

A todo sarmiento

que no da fruto en

mí lo arranca, y a todo

el que da fruto lo poda,

para que dé más fruto.

Vosotros ya estáis

limpios por la palabra

que os he hablado; permaneced

en mí, y yo en

vosotros.

Como el sarmiento

no puede dar fruto por

sí, si no permanece en la

vid, así tampoco vosotros,

si no permanecéis

en mí.

Yo soy la vid, vosotros

los sarmientos; el

que permanece en mí

y yo en él, ese da fruto

abundante; porque sin

mí no podéis hacer nada.

Al que no permanece

en mí lo tiran fuera,

como el sarmiento, y se

seca; luego los recogen

y los echan al fuego, y

arden.

Si permanecéis en mí

y mis palabras permanecen

en vosotros, pedid

lo que deseáis, y se

realizará.

Con esto recibe gloria

mi Padre, con que

dei s fruto abundante;

así seréis discípulos

míos”.

Es la súplica del Hijo de Dios, del que

nos ama y nos ama hasta el extremo

Intentamos adentrarnos

en las conocidas

enseñanzas de este

pasaje evangélico.

La idea principal es que

sin Cristo no se puede

ser cristiano.

Sin meter de lleno

en la propia vida a Cristo

no se puede ser cristiano,

no podemos dar

ni un paso cristiano sin

él.

“Sin mí no podéis

hacer nada”, así es de

rotundo el mismo Cristo.

Ejemplo de Jesús

Para explicarnos

bien ese mensaje, Jesús

nos pone un ejemplo

agrícola. “Yo soy la

vid, vosotros los sarmientos”.

Todos entendemos

que los sarmientos

si no están unidos a

la vid, al tronco, no dan

fruto, son hojas sueltas

que no dan fruto.

Por eso, Jesús a lo

largo de su predicación,

y en este pasaje

con más fuerza, nos insiste

en la necesidad de

estar unidos a él. “Permaneced

en mí y yo en

vosotros”.

Es algo que no lo podemos

ver como una

dependencia humillante,

que nos roba nuestra

libertad. No. Es una

dependencia amorosa.

Es la súplica del Hijo

de Dios, del que nos

ama y nos ama hasta

el extremo, que nos

pide que correspondamos

a su amor, que le

amemos para que no

se rompa el amor entre

nosotros y para que

le pidamos lo que deseamos

y él nos lo concederá.

Desde su amor

busca nuestro amor.

También nos habla

Jesús de los que no permanecen

en él, son como

los sarmientos que

los tiran fuera, se secan

y los echan al fuego.

Lo que debes saber
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