“Que el amor que me tenías esté en ellos” “Que el amor que me tenías esté en ellos”
En aquel tiempo, Jesús,
levantando los ojos al cielo,
dijo:
“Padre, ha llegado la hora,
glorifica a tu Hijo, para
que tu Hijo te glorifique a ti y,
por el poder que tú le has
dado sobre toda carne, dé la
vida eterna a todos los que le
has dado.
Te ruego por ellos; no
ruego por el mundo, sino por
estos que tú me diste, porque
son tuyos.
Yo les he dado tu palabra,
y el mundo los ha odiado
porque no son del mundo,
como tampoco yo soy del
mundo. No ruego que los retires
del mundo, sino que los
guardes del maligno. No son
del mundo, como tampoco
yo soy del mundo.
Santifícalos en la verdad:
tu palabra es verdad. Como
tú me enviaste al mundo, así
yo los envío también al mundo.
Y por ellos yo me santifico
a mí mismo, para que
también ellos sean santificados
en la verdad.
No solo por
ellos ruego, sino también por
los que crean en mí por la
palabra de ellos, para que
todos sean uno, como tú,
Padre, en mí, y yo en ti, que
ellos también sean uno en
nosotros, para que el mundo
crea que tú me has enviado. Yo
les he dado la gloria que tú me
diste, para que sean uno, como
nosotros somos uno; yo en
ellos, y tú en mí, para que sean
completamente uno, de modo
que el mundo sepa que tú me
has enviado y que los has amado
a ellos como me has amado a
mí.
Padre, este es mi deseo: que
los que me has dado estén conmigo
donde yo estoy y contemplen
mi gloria, la que me diste,
porque me amabas, antes de la
fundación del mundo. Padre justo,
si el mundo no te ha conocido,
yo te he conocido, y estos
han conocido que tú me enviaste.
Les he dado a conocer y les
daré a conocer tu nombre, para
que el amor que me tenías esté
en ellos, y yo en ellos”.
Ante su pasión, Jesús pide por ellos
Vivir para la hora establecida
por el Padre. No adelantar
ni atrasar nada, sino realizarlo
todo en plena sintonía
con la voluntad del Padre. En
días pasados, un lector asiduo
de los comentarios que
se ofrecen en este medio me
decía: es bueno que pongan
ejemplos. Me hizo recordar a
San Vicente Ferrer que señalaba
a un amigo suyo: cuando
prediques, pon ejemplos para
que los que te escuchan se
puedan identificar con alguno
de ellos.
San Juan nos presenta a
Jesús, antes de su Pasión,
elevando una oración en favor
de los que tiene a su lado:
Te ruego por ellos, por estos
que tú me diste. Con todas
sus debilidades, los conoce
bien, por eso los tiene
presentes en ese momento,
porque están expuestos a
una dura prueba.