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EL LIBERAL . El Evangelio

“Para que seáis hijos de vuestro Padre celestial”

13/06/2022 22:00 El Evangelio
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“Para que seáis hijos de vuestro Padre celestial” “Para que seáis hijos de vuestro Padre celestial”

En aquel tiempo, dijo Jesús

a sus discípulos:

“¿Habéis oído que se dijo:

‘Amarás a tu prójimo’ y ‘aborrecerás

a tu enemigo’.

Pero

yo os digo: amad a vuestros

enemigos y rezad por los que

os persiguen, para que seáis

hijos de vuestro Padre celestial,

que hace salir su sol sobre

malos y buenos, y manda

la lluvia a justos e injustos.

Porque, si amáis a los que

os aman, ¿Qué premio tendréis?

¿No hacen lo mismo

también los publicanos? Y, si

saludáis solo a vuestros hermanos,

¿Qué hacéis de extraordinario?

¿No hacen lo

mismo también los gentiles?

Por tanto, sed perfectos, como

vuestro Padre celestial es

perfecto”.

Amar a los enemigos? Pero si nos

cuesta amar a los que están al lado

Jesús nos tiene acostumbrados

a presentarnos propuestas,

a relatarnos parábolas

que refuerzan una enseñanza,

a ofrecernos su vida como

modelo de identificación o una

forma de relación con las personas

desconocida hasta entonces.

Y unas veces produce

admiración en sus oyentes,

en otras ocasiones, escándalo,

en otras perplejidad, o gratitud

y en otras ocasiones les

hace exclamar, “dura es esta

doctrina”.

Hoy la liturgia, a través de

Mateo, nos presenta un texto

breve que encierra unas palabras,

mejor unas actitudes que

marcan el núcleo de la práctica

cristiana. El amor. Nos lo recuerda

también en un texto similar

Lc 6, 27-35

¿Amar a los enemigos? Pero

si con mucha frecuencia nos

cuesta amar a los que están

al lado, a los conocidos, a los

prójimos... Si sólo a los amigos

¿no hacen lo mismo los gentiles?

¿Dónde está lo específicamente

cristiano? Las propuestas

de Jesús son cada vez más

desafiantes.

“Amaos unos a otros como

Yo os he amado”. “En esto conocerán

que sois mis discípulos”.

“Amad a vuestros enemigos”.

Parece que, como si se

tratara de un salto de altura,

cada vez subiera un poco más

el listón de sus propuestas.

Con lo complicado que muchas

veces nos resulta incluso

amar a quienes nos aman,

a quienes, tenemos cerca, a

nuestro lado, a las personas

con las que nos relacionamos

en el día a día.

El amor que se nos pide y

con el cual hemos de amar al

otro no es ni un instinto ni un

sentimiento, no podemos esperar

que sea algo espontáneo,

Es… porque tenemos un Padre

común que es Amor y todos

nosotros somos sus hijos. “Tuve

hambre, tuve sed...”

Se nos está sugiriendo

cambiar la clave desde la

que yo amo. Pasar de la lógica

de la razón a la lógica de Dios

“como Dios me ama. No desde

mis planteamientos sino desde

Dios”.

Y para dar este giro, es importante

dejarnos amar primero

por Dios. Experimentar que,

a pesar de todas nuestras limitaciones,

él nos acoge, nos

ama, nos perdona. Si estamos

atentos a su Palabra, si cuidamos

la tierra que es nuestra vida,

él la regará con su gracia,

acudirá en ayuda de nuestra

debilidad porque el amor es un

don de Dios.

En definitiva, las palabras

de Jesús nos invitan a establecer

unas nuevas relaciones, incluso

con nuestros enemigos.

Dice un conocido psicólogo que

nos facilitaría el camino, una

purificación de la memoria para

olvidar todas las deudas, fundamentalmente

afectivas, que

tienen con nosotros. Significan

convertir el enemigo, el adversario

en un hermano. Significa

acercamos a él, hacerlo prójimo.

Significa descubrir en el

enemigo, como en cada hombre

al mismo Jesús. ¡Señor, enséñanos

a amar!

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