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EL LIBERAL . El Evangelio

“Ve a mis hermanos y diles”

21/07/2022 22:07 El Evangelio
Escuchar:

“Ve a mis hermanos y diles” “Ve a mis hermanos y diles”

El primer día de la semana,

María la Magdalena

fue al sepulcro al amanecer,

cuando aún estaba

oscuro, y vio la losa quitada

del sepulcro.

Echó a correr y fue

donde estaban Simón Pedro

y el otro discípulo, a

quien Jesús amaba, y les

dijo:

«Se han llevado del sepulcro

al señor y no sabemos

dónde lo han puesto”.

Estaba María fuera,

junto al sepulcro, llorando.

Mientras lloraba, se

asomó al sepulcro y vio

dos ángeles vestidos de

blanco, sentados, uno a la

cabecera y otro a los pies,

donde había estado el

cuerpo de Jesús.

Ellos le preguntan:

«Mujer, ¿por qué lloras?”.

Ella les contesta:

«Porque se han llevado

a mi Señor y no sé dónde

lo han puesto”.

Dicho esto, se vuelve y

ve a Jesús, de pie, pero no

sabía que era Jesús.

Jesús le dice:

«Mujer, ¿por qué lloras?,

¿a quién buscas?”.

Ella, tomándolo por el

hortelano, le contesta:

«Señor, si tú te lo has

llevado, dime dónde lo has

puesto y yo lo recogeré”.

Jesús le dice:

«íMaría!”.

Ella se vuelve y le dice:

«íRabboni!”, que significa:

«íMaestro!”.

Jesús le dice:

«No me retengas, que

todavía no he subido al

Padre. Pero anda, ve a mis

hermanos y diles: “Subo al

Padre mío y Padre vuestro,

al Dios mío y Dios

vuestro””.

María la Magdalena

fue y anunció a los discípulos:

«He visto al Señor y ha

dicho esto”.

María busca a un Dios muerto... y sin

darse

cuenta estaba ya en su corazón

Como siempre , D i o s

nos primere a , n o s o t ros

buscamos y él nos sale al

encuentro. María Magdalena

no se encontró con el

Señor, fue él quien salió a

su encuentro . Aquí también,

como la esposa del

Cantar, al final la amada

se encuentra con el Amado.

Pero antes de ello, Jes

ú s i n terroga a María y

también a nosotros: “¿por

qué lloras? ¿a quién buscas?”

Saber verdaderamente

cuál es el motivo de nuestras lágrimas y el de

nuestras búsquedas, esto

es lo que pretende Jesús,

que aceptemos nuest ros

d e s e o s n o s i e m p re t a n

rectos como nos parecen.

María se topa con su realidad:

ella busca a un Dios

muerto, ya sin vida, queriendo

verlo, y sin darse

cuenta Dios estaba ya en

su corazón, por eso lo reconoció

en el momento en

que su nombre fue pronunciado

por el Maestro: María.

Se cumple lo que dice

el apocalipsis:

«El que tiene oído, oiga

lo que el Espíritu dice

a las iglesias. Al que venc

i e re, daré a comer del

maná escondido, y le daré

una piedrecita blanca,

y en la piedrecita escrito

un nombre nuevo, el cual

ninguno conoce sino aquel

que lo recibe”.

María, como

la esposa del Cantar

de los Cantares, puede decir

“encontré al amor de

mi alma”, pero cuando María

se agarra a los pies de

Jesús éste le dice: “No me

retengas”, ahora María ya

no puede decir lo de la esposa

“le aprendí y ya no lo

soltaré” y esta es otra novedad

del Evangelio.

“Ve a mis hermanos y

di les” que sigo siendo el

Dios con vosotros y también

ahora, porque “subo a

mi Padre y vuestro Padre”,

el Dios más allá de vosotros.

Aprended que soy el

Dios inmanente y el trascendente.

Mandato de Jesús

Este mandato “Ve y dil

e s ” l a c o n v i e r t e e n l a

Apóstol de los Apóstoles.

Y de esto aprendemos los

cristianos que no podemos

quedarnos en una piedad

i n t i m i sta; lo que hemos

visto y oído; es ese contemplar

y dar de l o contemplado,

lo que nos distingue

como creyentes en

Cristo Jesús.

Lo que debes saber
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