“La boda está preparada” “La boda está preparada”
En aquel tiempo, Jesús
volvió a hablar en parábolas
a los sumos sacerdotes
y a los ancianos del pueblo,
diciendo: “El reino de los
cielos se parece a un rey
que celebraba la boda de
su hijo; mandó a sus criados
para que llamaran a los
convidados, pero no quisieron
ir. Volvió a mandar
otros criados encargándoles
que dijeran a los convidados:
‘Tengo preparado
el banquete, he matado
terneros y reses cebadas y
todo está a punto. Venid a
la boda’.
Pero ellos no hicieron
caso; uno se marchó a sus
tierras, otro a sus negocios,
los demás agarraron
a los criados y los maltrataron
y los mataron.
El rey montó en cólera,
envió sus tropas, que acabaron
con aquellos asesinos
y prendieron fuego a la
ciudad.
Luego dijo a sus criados:
“La boda está preparada,
pero los convidados no
se la merecían. Id ahora a
los cruces de los caminos y
a todos los que encontréis,
llamadlos a la boda”.
Los criados salieron a
los caminos y reunieron a
todos los que encont raron,
malos y buenos. La
sala del banquete se llenó
de comensales.
Cuando
el rey entró a saludar a
los comensales, reparó en
uno que no llevaba traje de
fiesta y le dijo:
“Amigo, ¿Cómo has entrado
aquí sin el vestido de
boda?”. El otro no abrió la
boca.
Entonces el rey dijo a
los servidores:
“Atadlo de pies y manos
y arrojadlo fuera, a las tinieblas.
Allí será el llanto y
el rechinar de dientes.
Porque muchos son los
llamados, pero pocos los
elegidos”.
Jesús habla en parábolas
En este pasaje del evangelio
de San Mateo son destacados
los destinatarios de
la enseñanza: sumos sacerdotes
y ancianos. Los dirigentes
de Israel. Envejecidos
e incapaces de comprender
la novedad que se hace presente
con Jesús y su enseñanza.
Son los guías ciegos
que conducen a otros y todos
caen en el hoyo.
Los convidados no aprecian
la invitación. El banquete
de bodas es irrelevante para
ellos. Se insiste en la invitación,
pero los intereses particulares
priman sobre la significación
de la boda. “Uno se
fue a sus tierras, otro a sus
negocios, los demás agarraron
a los criados y los maltrataron
y mataron”. No se
trata de la gente sencilla, sino
de los dirigentes, que son
los que tienen el dominio y el
poder.
Ni acuden ellos ni dejan a
otros acudir. La parábola encierra
el reproche para aquellos
que han recibido el encargo
de acompañar al pueblo.
En ellos no hay debilidad
sino autosuficiencia, por
eso acaban mal, de ahí que
“el rey montó en cólera, envió
sus tropas, que acabaron con
aquellos asesinos y prendieron
fuego a la ciudad”.
La parábola trata sobre
el reino de los cielos. El Reino
está abierto y ofrecido
a todos. Es lo que significa
“Id ahora a los cruces de los
caminos y a todos los que
encontréis, llamadlos a la
boda”. Reunieron, nos dice
San Mateo, a todos los que
encontraron, buenos y malos.
La sala se llenó de invitados.
Como es lógico, el
rey saluda a cada uno. Un
gesto de cortesía y de agradecimiento.
En su recorrido
encuentra a uno que no lleva
el traje de fiesta. Le reclama:
“Amigo, ¿cómo has
entrado aquí sin el vestido
de boda? “Ha sido obsequiado
con un traje nuevo y
no lo ha aceptado. Por eso
calla, no tiene argumento
que le defienda.