Qué está permitido en sábado Qué está permitido en sábado
Un sábado, entró Jesús
en la sinagoga y se puso
a enseñar. Había allí
un hombre que tenía la
mano derecha paralizada.
Los escribas y los fariseos
estaban al acecho
para ver si curaba en sábado,
y encontrar de qué
acusarlo.
Pero él conocía sus
pensamientos y dijo al
hombre de la mano atrofiada:
“Levántate y ponte en
medio”.
Y, levantándose, se
quedó en pie.
Jesús les dijo:
“Os voy a hacer una
pregunta: ¿Qué está permitido
en sábado?, ¿hacer
el bien o el mal, salvar
una vida o destruirla?”.
Y, echando en tomo
una mirada a todos, le dijo:
“Extiende tu mano”.
él lo hizo y su mano
quedó restablecida.
Pero ellos, ciegos
por la cólera, discutían
qué había que hacer con
Jesús.
Exigimos respetar el sábado, pero nos
olvidamos de amar a Dios y al prójimo
Jesús sigue peguntando
cosas difíciles, y nuestras
respuestas pueden ser muy
variadas. ¿Qué podemos hacer
en el día santo? Es obvio
que podemos hacer el bien o
el mal, ¿pero, por cuál nos
decantamos? .
Es posible que, por una
interpretación literal y rigorista
de la ley, pensando que
el bien es el seguimiento estricto,
hagamos realmente
un mal.
E l Maest ro s igue enf
rentándose a unas castas
religiosas, en las que la
caridad, el amor, está ausente,
y elijen la escusa de
un cumplimiento riguroso
de la ley para olvidar que
el hombre es hijo de Dios
y que sus derechos están
sobre e l sábado. Recordemos
que Jesús ha sido
contundente: “El sábado
se hizo para el hombre, no
el hombre para el sábado”
y vivamos en consecuencia
con ello.
Es posible que estemos
mirando atentamente lo malos
que son escribas y fariseos
sin tener en cuenta que
lo somos nosotros en no pocas
ocasiones.
La idea de estos personajes
es mantener el poder
de la Ley sobre el hombre
aplicando la máxima fidelidad
en la interpretación literal
de los mandatos, sean
de origen divino o hayan sido
añadidos después, aunque
para dar un barniz de autoridad
a normas puramente
higiénicas, coyunturales, le
echemos las culpas a Dios
de su autoría, y les concedamos
la misma importancia
que a los mandamientos mosaicos.
Exigimos respetar el sábado,
pero nos olvidamos de
amar a Dios y al prójimo en
primer lugar, y después seguir
con el resto de los preceptos,
pero siempre supeditados
a los dos primeros y
principales.
Respetemos el sábado,
para nosotros el domingo,
siempre en servicio de las
necesidades humanas. Hagamos
el bien sea el día que
sea.