“Escuchar la Palabra de Dios y ponerla en práctica” “Escuchar la Palabra de Dios y ponerla en práctica”
En aquel tiempo, vinieron
a ver a Jesús su
madre y sus hermanos,
pero con el gentío no lograban
llegar hasta él.
Entonces le avisaron:
“Tu madre y tus hermanos
están fuera y
quieren verte”.
él respondió diciéndoles:
“Mi madre y mis hermanos
son estos: los
que escuchan la palabra
de Dios y la cumplen”.
¡Mi madre y mis hermanos son estos...!
¿A qué venían sus familiares?
Lucas no nos
lo dice. A diferencia de
Mc (3, 20-21. 31) que
sí nos muestra la interpretación
de esta escena,
dice: “asustados por
lo que se decía de Jesús
y las reacciones contrarias
que hacían peligrar
su vida, venían poco
menos que a llevárselo,
porque decían que “estaba
fuera de sí”. ¿Querrá
decir esto que Lucas
conocía las noticias
más exactas por boca de
María y que no necesita
explicarnos la escena?
¡Intentemos buscar su
mensaje!
Hay muchos motivos
por los que una madre
se acerca a su hijo:
a verle con sus propios
ojos, a animarle, a
admirarle, a alegrarse
con los logros en su vida,
a echarle una mano
si lo necesita... y, ¿quién
no necesita a su madre y
hermanos?
Jesús, en pocas palabras
aprovecha esta
ocasión para decir a sus
seguidores y hoy nos lo
dice a nosotros, cuál es
su nuevo concepto de
familia o comunidad
cristiana: “mi madre y
mis hermanos son los
que escuchan la Palabra
de Dios y la ponen por
obra”.
Con esto, no niega
el concepto de familia,
no entra en polémica,
ni tampoco desautoriza
a su madre. Al contrario,
su evangelio resalta
a María presentándola
como modelo de creyente:
“Aquí está la esclava
del Señor, hágase
en mí según tu Palabra”
(Lc 1,38), luego el mensaje
que Jesús expresa
es para nosotros.
Según esto, pertenecemos
a la familia de Jesús:
escuchamos la Palabra
y hacemos lo posible
por ponerla en práctica.
Es el único punto
que parece interesarle
a Lucas, quiere que nos
sintamos miembros activos
de la nueva familia,
que descubramos
los vínculos de pertenencia.
Jesús aprovecha
esta ocasión para
ampliar el concepto de
familia para todas las
épocas, es la que va a
ser engendrada por la
Palabra, sin necesidad
de excluir a la de los
vínculos de sangre.
“Escuchar la Palabra
de Dios y ponerla
en práctica” produjo
el gran milagro de convertir
a María en su Madre
y nuestra Madre.
Así puede sucedernos a
cada uno de nosotros si
hoy acogemos esta Palabra
escuchada.
Dios espera de nosotros
que su familia crezca
en nuestro mundo
y quiere a través de cada
uno de nosotros, que
le dejemos espacio para
que nadie se sienta
excluido en nuestra vida
y en la mesa de la Vida.
Prestémosle nuestra
voz, no nos callemos su
mensaje.