Qué difícil que un rico se con vierta! Qué difícil que un rico se con vierta!
Siguiendo con el viaje
de Jesús a Jerusalén,
Lucas añade la parábola
del rico y Lázaro.
En ella, Jesús anuncia
con toda claridad la
disparidad de destinos
en la vida futura; el mal
uso o abuso de las posesiones
materiales tendrá
su pertinente contrapartida
más allá de la muerte.
La ostentación del rico,
su vida suntuosa, su
desinterés por el pobre
Lázaro están en contrataste
con sus respectivos
destinos en el más
allá: para Lázaro suprema
bienaventuranza en
el seno de Abrahán, para
el rico acumulación de
tormentos en el Hades
(país de los muertos).
El rico en medio de
los tormentos pide a
Abrahán que envíe a Lázaro
a la casa de su padre
porque tiene cinco hermanos
y no quiere que
corran su misma suerte,
es decir, sufrir en el país
de los muertos. Abrahán
responde que tienen a
“Moisés y los Profetas” y
que deberían escucharlos.
Pero, el rico insiste,
pidiendo que lo envíe
porque de esa manera se
convertirán. A este pedido,
Abrahán responde:
“Si no oyen a Moisés y a
los profetas, tampoco se
convencerán, aunque un
muerto resucite”. Lo que
el rico pretende es que
Abrahán envíe a Lázaro
a visitar a sus hermanos,
no para legitimar
con un milagro la palabra
de Dios ya manifestada
en el Antiguo Testamento,
sino para incitar
a su familia a una auténtica
conversión, para
que no vayan a parar
también ellos a ese suplicio
irremediable.
Conclusión
A pesar de que en este
relato no se mencione
la llegada del Reino, es
obvio que supone su instauración
por el ministerio,
muerte y resurrección
de Jesús.
La presencia del Reino
provoca una crisis en
los valores vigentes: la
acumulación de riquezas,
el despilfarro y la
ostentación son inapropiadas
para los discípulos
de Jesús y están ligadas
a su entrada en el
Reino de Dios y su suerte
futura.
Aunque la primera
parte de la parábola sugiera
explícitamente el
cambio de destino en el
más allá, la enseñanza
no se circunscribe a esta
realidad como una especie
de “amenaza” contra
aquellos que utilizan
egoístamente sus riquezas,
sino que es una invitación
a los discípulos
a desprenderse de los
bienes materiales compartiéndolos
con aquellos
que han sido menos
favorecidos en la vida.
La novedad del Reino
pone en crisis los valores
vigentes de la sociedad
centrada en la riqueza y
los bienes materiales.
El valor de las personas
no está en sus riquezas
materiales, ni en el
prestigio mundano de la
fama y el poder, sino en
la capacidad de amar,
de servir, de compartir
con los que menos tienen.
La Madre Teresa dice:
“no deis solo lo superfluo,
dad vuestro corazón”.
Cuando compartimos
con los demás lo que
tenemos y somos que vaya
en ello tod
o n u e s -
tro amor,
n u e s t r o
corazón.