“El Hijo del hombre será un signo para esta generación” “El Hijo del hombre será un signo para esta generación”
En aquel tiempo, la gente
se apiñaba alrededor de
Jesús, y él se puso a decirles:
«Esta generación es una
generación perversa. Pide
un signo, pero no se le dará
más signo que el signo
de Jonás. Pues como Jonás
fue un signo para los habitantes
de Nínive, lo mismo
será el Hijo del hombre para
esta generación.
La reina del Sur se levantará
en el juicio contra
los hombres de esta generación
y hará que los condenen,
porque ella vino
desde los confines de la tierra
para escuchar la sabiduría
de Salomón, y aquí hay
uno que es más que Salomón.
Los hombres de Nínive
se alzarán en el juicio contra
esta generación y harán
que la condenen; porque
ellos se convirtieron con
la proclamación de Jonás,
y aquí hay uno que es más
que Jonás”.
En Jesús los hombres hemos sido
hermanados y somos iguales
El Pueblo de Israel se ha
balanceado a lo largo de su
historia entre la increencia y
la vuelta a la religiosidad, entre
el olvido de Dios y la necesidad
de venerarle. Todo
ello pese a las múltiples manifestaciones
y pruebas recibidas
de la fidelidad de
Dios.
Y les pone el ejemplo
del profeta Jonás, enviado
por Dios a Nínive, un pueblo
extranjero, capaz de arrepentirse
y poner su esperanza
en el Dios de Israel,
sólo por los signos manifestados
en el profeta Jonás.
Jesús se postula como el Jonás
definitivo, la manifestación
última de Dios para llamar
a la fe y la fidelidad dec
i s i va . é l e s e l h ij o d e l
Hombre, la manifestación de
la salvación definitiva de
Dios. Una salvación que llega
para todos los hombres.
Desde Nínive a la reina del
Sur, que vino a escuchar a
Salomón.
En Jesús se ha
cumplido la promesa de Dios,
se ha renovado la alianza de
la nueva creación, y se ha
repartido a todos los hombres
de todos los confines
del orbe. Con estas palabras
se propone a Jesús como el
camino para acceder a Dios.
La bienaventuranza de ser
elegidos de Dios se realiza
cumpliendo su voluntad, haciendo
del Evangelio la forma
de vida, el estilo de actuar,
sentir y vivir conforme al
mandato de Jesús. Dios nos
ha amado enviándonos al
Señor para que conozcamos
a Dios. Y a Dios lo conocemos
cuando nos amamos sin
reservas, sin discriminaciones,
sin preferencias. Cuando
somos capaces de entregarnos
totalmente a los demás,
por encima de nuestras
mezquindades.