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EL LIBERAL . El Evangelio

“¡Ay de vosotros!”

12/10/2022 21:56 El Evangelio
Escuchar:

“¡Ay de vosotros!” “¡Ay de vosotros!”

En aquel tiempo, dijo

el Señor: “¡Ay de vosotros,

que edificáis mausoleos

a los profetas, a

quienes mataron vuestros

padres! Así sois testigos

de lo que hicieron

vuestros padres, y

lo aprobáis; porque ellos

los mataron y vosotros

les edificáis mausoleos.

Por eso dijo la Sabiduría

de Dios: ‘Les enviaré

profetas y apóstoles:

a algunos de ellos los

matarán y perseguirán’;

y así a esta generación

se le pedirá cuenta de la

sangre de todos los profetas

derramada desde

la creación del mundo;

desde la sangre de Abel

hasta la sangre de Zacarías,

que pereció entre el

altar y el santuario.

Sí, os digo: se le pedirá

cuenta a esta generación.

¡Ay d e vosot ros,

maestros de la ley, que

os habéis apoderado de

la llave de la ciencia: vosotros

no habéis entrado

y a los que intentaban

entrar se lo habéis

impedido!”. Al salir de

allí, los escribas y fariseos

empezaron a acosarlo

implacablemente

y a tirarle de la lengua

con muchas preguntas

capciosas, tendiéndole

trampas para cazarlo

con alguna palabra de

su boca.

Dios mira los corazones, donde se

halla el origen de lo que hacemos

Esta tercera sección

del evangelio de Lucas,

nos muestra a Jesús camino

de Jerusalén. En

ese camino se va percibiendo

con más claridad

el papel que él desempeña

ante determinadas

actitudes de los líderes

religiosos y políticos.

En concreto, ante los

doctores de la ley.

Ante

su forma acomodaticia

de vivir la ley, adaptada

a sus intereses, Jesús

manifiesta una actitud

cada vez más decidida

y asertiva, reprochándoles

directamente

sus engaños.

Es la razón por la que

también el enojo y la inquina

de sus adversarios

se va acentuando.

Una vez más, Jesús nos

hace volver, desde lo

formal exterior, hacia lo

profundo de nuestro corazón.

Dios no es el fiscal

dispuesto a probar que

somos culpables.

él mira dentro de

nuestros corazones

donde se halla el origen

de todo lo que hacemos.

Aplicado a nuestra propia

vida, es una llamada

a la coherencia exigente

que indica que, lo que

hay en el corazón, tiene

su proyección en nuestros

actos.

Por eso es necesario

cultivar nuestro interior,

conscientes de que

eso es lo que expresaremos

en nuestra conducta.

Revisar lo que somos

y lo que expresamos en

nuestro comportamiento,

es una necesidad, si

no queremos dejarnos

arrollar por nuestra rutina

o el mero formulismo.

Ser coherentes con lo

que creemos, es garantía

de vida sincera. La fe

no es mera formulación

de ideas. Es una forma

de vida que abarca todo

lo que somos. Ese esfuerzo

nos ha de conducir

a expresar en nuestros

actos los mismos

valores de Jesús.

Ese ha de ser nuestro

objetivo: imitar a Jesús

acomodando nuestra

conducta a su modo

de obrar.

Lo que debes saber
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