“Estas cosas se las has revelado a los pequeños” “Estas cosas se las has revelado a los pequeños”
En aquel tiempo,
tomó la palabra Jesús
y dijo:
“Te doy gracias, Padre,
Señor de cielo y de
la tierra, porque has
escondido estas cosas
a los sabios y entendidos
y se las has revelado
a los pequeños. Sí,
Padre, así te ha parecido
bien. Todo me ha
sido entregado por mi
Padre, y nadie conoce
al Hijo más que el
Padre, y nadie conoce
al Padre sino el Hijo y
aquel a quien el Hijo
se lo quiera revelar.
Venid a mí todos
los que estáis cansados
y agobiados, y yo
os aliviaré. Tomad mi
yugo sobre vosotros y
aprended de mí, que
soy manso y humilde
de corazón, y encontraréis
descanso para
vuestras almas. Porque
mi yugo es llevadero
y mi carga ligera”.
Dios prefiere a los humildes
y sencillos de corazón
El creyente accede por la
fe a una sabiduría superior
que es el conocimiento de
Dios. Para la comprensión de
las cosas de Dios, según Jesús,
la gente sencilla tiene
ventaja incluso sobre los
mismos teólogos, si éstos
son tan sólo sabios autosuficientes,
poseídos de orgullo
doctrinal.
Dios prefiere a los humildes
y sencillos de corazón
-sean sabios o ignorantes-,
que, vacíos de sí mismos, se
le confían plenamente.
De por sí y automáticamente,
no cree más el que es
más sabio, el que más teología
y Biblia conoce o el que
pertenece a una élite religiosa;
ni tampoco está incapacitado
para creer y entender
a Dios el inculto e ignorante,
o el que está en el último peldaño
de la escala social.
Se explica así el que
gente sencilla, de cortos alcances
intelectuales, pero de
una gran fe, comprenda vivencialmente
a Dios e intuya
su voluntad más certeramente
que algunos investigadores
de lo divino.
La fe es una clase especial
de sabiduría, pues no es
ciencia, sino creencia por
don de Dios. Santa Teresa de
ávila reconocía no tener estudios
de teología por Salamanca
y, sin embargo, alcanzó
de Dios tal sabiduría
espiritual que es doctora de
la Iglesia.
Naturalmente, si se unen
fe y ciencia, sabiduría y humildad
de espíritu, como fue
el caso de santo Tomás de
Aquino, estaremos en la situación
ideal y más ventajosa.