LA ORACIÓN CONFIADA DE LOS CREYENTES LA ORACIÓN CONFIADA DE LOS CREYENTES
Los cristianos de la
tercera generación se
preguntaban cuándo llegaría
la parusía, es decir,
la plenitud del Reino
que había instaurado Jesús.
Ansiosos porque el
“fin” se retrasaba algunos
comienzan a desanimarse
y a claudicar en el
seguimiento de Jesús.
Por eso, Lucas, en el
camino a Jerusalén, pone
en labios de Jesús estas
palabras para animar
a los creyentes de su comunidad
a perseverar en
la oración y sobre todo
en el cumplimiento de la
“palabra del Maestro”.
Lo que el evangelista
pretende inculcar a los
creyentes es la necesidad
de orar para mantenerse
fiel, no procura describir
la conducta de Dios
comparándolo con este
juez desaprensivo.
El Padre Dios no necesita
que sus hijos le pidan
“insistentemente” lo
necesario para ser felices,
tampoco se mantiene
indiferente frente a
las necesidades de las
personas, ni derrama
bendiciones sobre su
pueblo “cansado” por la
insistencia de sus hijos.
Dios es un Padre
bueno, incomparable
con este juez desaprensivo
e injusto.
La parábola
no muestra una imagen
de Dios, pretende alentar
a los creyentes que
ansiosos por la tardanza
de la parusía comienzan
a desalentarse. Por eso,
señala la necesidad de
orar con insistencia, sobre
todo pedir, como nos
enseñó Jesús: “que venga
tu reino”.
Dios escucha siempre
las súplicas de sus
hijos y “hace justicia sin
tardar”, porque su bondad
supera nuestras necesidades
y méritos:
Dios es Padre de misericordia.
Para Lucas la oración
es una actitud característica
de la vida cristiana
que mantiene viva la
fe y le permite al creyente
mantenerse fiel en el
seguimiento de Jesús sobre
todo en tiempos de
persecución.
Conclusión
La revelación de Dios
como Padre de Misericordia
es el fundamento
y el motivo de la insistente
oración del creyente.
Los cristianos oramos
porque a través de la
oración hacemos experiencia
de comunión con
Dios, que es amor.
Es justamente su
bondad una invitación
permanente para vivir la
comunión con él, por
eso la oración, lejos de
experimentarla como
una carga, es el fruto del
trato íntimo con Dios
que siempre está atento
y solícito a las necesidades
de sus hijos.
De esta manera, la
oración, será un signo
distintivo de los cristianos
que esperan con fe y
compromiso solidario la
venida en plen
i t u d d e l
Reino de
Dios.