“¿A qué es semejante el reino de Dios?” “¿A qué es semejante el reino de Dios?”
En aquel tiempo, decía
Jesús:
«¿A qué es semejante
el reino de Dios o a qué
lo compararé?
Es semejante a un
grano de mostaza que
un hombre toma y siembra
en su huerto; creció,
se hizo un árbol y los
pájaros del cielo anidaron
en sus ramas”.
Y dijo de nuevo:
«¿A qué compararé
el reino de Dios?
Es semejante a la levadura
que una mujer tomó
y metió en tres medidas
de harina, hasta que todo
fermentó”.
De una semilla imperceptible
se hace un árbol enorme
Jesús nunca di jo qué
era el Reino de Dios, tan
s ó l o e x p re s ó s u re a l i ?
dad con imágenes y mostró
sus signos liberadores.
“¿A qué es semejante
el reino de Dios o a qué lo
compararé?” Para responder
a la pregunta, el Maestro
presenta dos parábolas:
la del grano de mostaza
y la de la levadura.
La p r i m e ra p a r á b o ?
la habla de un hombre que
siembra u n a s e m i l l a d e
mostaza y que crece hasta
llegar a ser un inmenso
árbol que alberga los pájaros
(18-19). El Reino de
Dios no viene como se espera,
con todo su esplendor
y de repente, sino que
va creciendo poco a poco.
Crecimiento
La imagen nos habla en
primer lugar de lugar de
crecimiento, de una semilla
imperceptible se hace
un árbol enorme; y, en
segundo lugar, de protección,
puesto que el árbol
se convierte en alojamiento
de los pájaros.
Si la primera parábola
es protagonizada por un
hombre en ámbi to rural ,
ahora Lucas , cual evangelista
de la paridad, nos
presenta una mujer en ámbito
doméstico que introduce
levadura en la masa
(20-21) . La cantidad
de masa con la que la muj
e r t raba j a es descomunal:
tres medidas, (saton),
30 Kg según Flavio Josefo.
En el AT las medidas desproporcionadas
expresan
la llegada de Dios, anuncian
una epifanía. Así Sara
cuando cocina para los visitantes
(Gn 18,19), Gedeón
cuando hace pan para el
ángel del Señor (Jc 6,19) o
Ana presenta sus ofrendas
al templo (1 Sm 1,24).
Con ambas parábolas
Jesús muest ra paradójicamente
que el Reino, que
empieza como algo pequeño
(semilla/levadura), acaba
creciendo (árbol) y llegando
a todas partes (gran
masa). La primera de ellas
nos dice que el Reino crece
poco a poco, pero llega
a ser algo grande y se convierte
en protección, resguardo
y abrigo. Con la segunda
parábola, la de la levadura,
se nos habla del
Reino como una experiencia
transformadora de la
realidad. Las dos imágenes
están cargadas de esperanza;
el Reino, poco a
poco sin que se note, va
creciendo y transformando
nuest ro mundo en la
medida en que vivimos sus
valores. ¿Creo que el Reino
está presente en nuestro
mundo y vivir sus valores
nos hace bien a los seres
humanos? ¿Lo anuncio
en mi predicación?