“Había actuado con astucia” “Había actuado con astucia”
En aquel tiempo, decía
Jesús a sus discípulos:
«Un hombre rico tenía
un administrador, a quien
acusaron ante él de derrochar
sus bienes.
Entonces lo llamó y le
dijo:
“¿Qué es eso que estoy
oyendo de ti? Dame cuenta
de tu administración,
porque en adelante no podrás
seguir administrando”.
El administrador se
puso a decir para sí:
“¿Qué voy a hacer,
pues mi señor me quita
la administración? Para
cavar no tengo fuerzas;
mendigar me da vergüenza.
Ya sé lo que voy a hacer
para que, cuando me
echen de la administración,
encuentre quien me
reciba en su casa”.
Fue llamando uno a
uno a los deudores de su
amo y dijo al primero:
“¿Cuánto debes a mi
amo?”.
Este respondió:
“Cien barriles de aceite”.
él le dijo:
«Toma tu recibo; aprisa,
siéntate y escribe cincuenta”.
Luego dijo a otro:
“Y tú, ¿cuánto debes?”.
él dijo:
“Cien fanegas de trigo”.
Le dice:
“Toma tu recibo y escribe
ochenta”.
Y el amo alabó al administrador
injusto, porque
había actuado con astucia.
Ciertamente, los hijos de
este mundo son más astutos
con su propia gente
que los hijos de la luz”.
¡Cuánto deberíamos preocuparnos
por
la aceptación en el mundo venidero!
La parábola del hombre
r ico y el mayordomo
ha dejado perplejos a muchos
c r ist ianos. ¿Recomienda
Jesús prácticas
deshonestas? Por supuesto
que no. Hay que tener
en cuenta que los protagonistas
de las parábolas de
Jesús suelen representar a
Dios o al propio Cristo. Sin
embargo, en esta parábola,
ninguno de los personajes
representa a Dios o
a Cristo.
Tanto el hombre rico como
el mayordomo son personas
desagradables, cuyas
acciones no merecen ser
imitadas. Sin embargo, ¡podemos
aprender algo de
ellos! Jesús utiliza la parábola
sólo para enseñar a sus discípulos
la astucia con la que
la “gente del mundo” aborda
sus asuntos mundanos y para
reflexionar en voz alta sobre
la necesidad de abordar
los asuntos celestiales con
mayor astucia.
Si n o s p reocupamos
tanto por la aceptación en
este mundo que hacemos
todo lo posible para asegurarla,
¡cuánto más deberíamos
preocuparnos por la
aceptación en el mundo venidero,
y ordenar nuestras
vidas en consecuencia!