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EL LIBERAL . El Evangelio

Dios es un Dios de vivos, no de muertos

05/11/2022 21:40 El Evangelio
Escuchar:

Dios es un Dios de vivos, no de muertos Dios es un Dios de vivos, no de muertos

Se a c e rc a n a Jesús

unos Saduceos para preguntar

sobre un aspecto de

su enseñanza: “La resurrección

de los muertos”,

que ellos negaban. Para

plantear esta cuestión recurren

a la legislación del

matrimonio levirático.

La Ley de Levirato, según

Dt 25, 5-6 dice: “Si unos

hermanos viven juntos y uno

de ellos muere sin tener hijos,

la mujer del difunto no

se casará fuera con un

hombre de familia extraña.

Su cuñado se llegará a ella,

ejercerá su levirato tomándola

por esposa, y el primogénito

que ella dé a luz llevará

el nombre de su hermano

difunto; así su nombre

no se borrará de Israel”. (Cfr

Gen 8,8).

A la luz de esta legisl

a c ión, l os Saduceos

plantean un caso teórico (el

de siete hermanos que se

casan con la misma mujer

sin dejar descendencia y

preguntando de quién será

mujer en la resurrección)

para ver qué clase de respuesta

da Jesús.

A este interrogante, Jesús

responde que el matrimonio

es una institución “de

esta vida”, cuya función es

perpetuar la especie humana.

Pero, en “la otra vida”

donde ya no mueren, todos

serán como “ángeles”, serán

“hijos de Dios por haber

nacido de la resurrección”.

En esa vida ya no existirá el

matrimonio por lo que la

cuestión planteada por los

Saduceos carece de sentido.

El error de los saduceos

consiste en asumir que las

instituciones de este mundo

van a continuar en el mundo

futuro.

Para apoyar su respuesta,

Jesús apela a un

pasaje del Pentateuco (Ex

3,2-6) sobre la aparición de

Dios a Moisés en el monto

Horeb. Allí, Yahvé se presenta

a Moisés como el Dios

de los patriarcas que, aunque

ya hacía tiempo que habían

muerto, tenían que estar

vivos, porque Yahvé “no

es un Dios de muertos, sino

de vivos”. Para Jesús, no

sólo los muertos resucitan,

sino que todos ellos están

vivos para Dios. Y esto es

así, porque Dios es el “viviente”

que conduce la historia

liberando al hombre de

todas sus esclavitudes, incluso

de la muerte.

Conclusión

El Reino instaurado por

Jesús, presente y actuante

en la historia, supone no

solamente el misterio de su

resurrección sino su señorío

sobre el cosmos y la historia.

El libro del Apocalipsis

presenta a Cristo como: “el

Primero y el Ultimo, el que

vive”, es decir, el “viviente”,

el que vive por los siglos de

los siglos (presente eterno).

Su vida ha vencido la muerte

y participa de la misma

vida de Dios. Por eso, para

los cristianos vivir junto a

Jesús, ser sus discípulos, es

vivir ya desde ahora como

“resucitados”, anunciando

la buena noticia y trabajando

para que su reino se difunda

y encarne en nuestra

realidad cotidiana.

Los cristianos somos

testigos de la Vida que es Jesús,

promovemos y defendemos

la vida en todas sus

manifestaciones para que

el hombre viva en dignidad

y la gloria de Dios se exaltada

en el mundo. Apostar

por la vida significa ser personas

con esperanza, capaces

de vencer por la fuerza

del amor el pesimismo que

nos lleva a creer que todo

está perdido, que la humanidad

y el mundo no tienen una

salida y están condenados

al fracaso. Ser testigos del

amor y la esperanza es horizonte

de todos aquellos que

creemos en Jesús

y el Reino

que él nos

regaló con

su muer te

y resurrección.

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