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EL LIBERAL . El Evangelio

“Son hijos de Dios”

19/11/2022 01:03 El Evangelio
Escuchar:

“Son hijos de Dios” “Son hijos de Dios”

En aquel tiempo, se acercaron

algunos saduceos, los

que dicen que no hay resurrección,

y preguntaron a Jesús:

«Maestro, Moisés nos

dejó escrito: “Si a uno se le

muere su hermano, dejando

mujer, pero sin hijos, que

tome la mujer como esposa

y dé descendencia a su hermano”.

Pues bien, había siete

hermanos; el primero se

casó y murió sin hijos. El segundo

y el tercero se casaron

con ella, y así los siete, y murieron

todos sin dejar hijos.

Por último, también murió la

mujer. Cuando llegue la resurrección,

¿de cuál de ellos

será la mujer? Porque los siete

la tuvieron como mujer”.

Jesús les dijo: «En este

mundo los hombres se casan

y las mujeres toman esposo,

pero los que sean juzgados

dignos de tomar parte

en el mundo futuro y en la resurrección

de entre los muertos

no se casarán ni ellas serán

dadas en matrimonio.

Pues ya no pueden morir, ya

que son como ángeles; y son

hijos de Dios, porque son hijos

de la resurrección. Y que

los muertos resucitan, lo indicó

el mismo Moisés en el

episodio de la zarza, cuando

llama al Señor: “Dios de Abrahán,

Dios de Isaac, Dios de

Jacob”. No es Dios de muertos,

sino de vivos: porque para

él todos están vivos”. Intervinieron

unos escribas:

«Bien dicho, Maestro”. Y ya

no se atrevían a hacerle más

preguntas.

En la resurrección, los resucitados

serán “cuerpos espirituales”

Cier tamente es difícil

afirmarlo, si no se admite y

se cree en la Resurrección

de Jesús y además resulta

atrevido afirmar que todos

vamos a resucitar. Asimismo,

es difícil de explicar y de

entender lo de la resurrección

de las personas, pues

no es cuestión de razonar y

explicar un misterio. Deberíamos

preguntarnos cómo

nos situamos nosotros ante

este misterio y qué repercusión

tiene en nuestra vida.

Jesús, como respuesta a

una resurrección ofrecida

por la ley, que desemboca en

el disparate presentado,

responde con una resurrección

fijándose en dos situaciones

existenciales: los dos

tiempos de nuestra existencia

y las dos categorías humanas;

todos, por un lado, y

justos y elegidos, por otro.

Sabemos o creemos que

el pecado y la muerte son

vencidos a la vez en Jesucristo.

Los que creen en el

evangelio de Jesucristo se

convierten en nuevas criaturas:

en hijos de Dios. En la

resurrección, los seres resucitados

serán «cuerpos

espirituales” es decir, serán,

como los ángeles, personas

con un cuerpo no sometido a

la corrupción, vivificados por

el Espíritu, que no ofrece ya

posibilidad alguna a la muerte.

Dios de vivos

Es muy interesante cómo

termina la discusión con dos

afirmaciones fundamentales.

La primera es que Dios es un

Dios de vivos.

Vive y siempre está vivo.

Si somos hijos de Dios viviremos,

ya que la frase “hijos

de” señala un parentesco y

una dependencia, por eso

somos hijos de resurrección,

gozamos de ella y participamos

de ella. Viviremos. La

segunda es: que nadie se

atrevió a hacerle más preguntas.

Esta transformación

es consecuencia, fruto y

mérito de nuestro amigo Jesús.

Exigencia: vivir la vida

humana con sentido, con

agradecimiento, disfrutarla,

entregarla; en la entrega vivimos

el amor y engendramos

la esperanza, sabiendo,

como recitamos en el salmo,

que Dios es nuestro alcázar y

fortaleza.

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