VIDEO | La aventura de cruzar el río Dulce, en Shispi, guiado por un botero

El oficio de botero resiste en diversas zonas del vasto territorio santiagueño. En Shispi (Atamisqui) está Oscar Maldonado quien reverdece este ancestral oficio, una especie de “gondolieri”, que cumple con una función social vital en esa zona.

Oscar, diariamente, de 8 a 18, transporta en su bote, sobre una de las márgenes del río Dulce, a cientos de personas que se trasladan desde el departamento San Martín a Atamisqui y viceversa. Estudiantes, docentes, gente que va de compras, a hacer trámites, etc. utilizan su servicio.

Ariel Roldán y Silvia Starcich son docentes. Oriundos de Santiago del Estero. Ariel y Silvia recorren, generalmente los fines de semana, el interior provincial. En su misión de visibilizar viejos oficios que aún están presentes, filman videos, toman fotografías y entrevistan a los protagonistas para luego compartirlos en Facebook.

Y es así como retrataron este aspecto de la vida de Oscar Maldonado. “Un gustito que nos dimos en la salida de los sábados”, escribieron Ariel y Silvia en esa red social y contaron el trabajo cotidiano de Maldonado, un botero (nombre que reciben estos conductores de botes) de los pocos que quedan en el lugar aunque en la provincia aún hay otros en la zona de Hornillos, Caloj y Tasigasta.

“Si bien nos cuenta que comienza a las 8 de la mañana y se queda hasta las 18, dice que cuando hay una urgencia la gente mueve un cable, que cruza el río hasta su casa, hace sonar una campana en su casa y el concurre inmediatamente”, relataron Ariel y Silvia.

La conversación entre Ariel y Oscar comienza con saludos en quichua para luego continuar con la narración, en voz de Maldonado, de la tarea diaria que realiza en Shispi.

Desde hace 15 años, Oscar navega el Dulce cumpliendo un servicio social

El botero Oscar Maldonado, que por su servicio cobra $ 50 ida y vuelta, desarrolla un trabajo vital en la zona de Shispi. En su relato, en un video que preparó Ariel, se destaca que al no existir un puente se necesita de un transporte de esta naturaleza para poder conectar dos lugares importantes de esa zona del interior provincial.

Desde hace quince años que Oscar suelta amarras, hunde los remos en las aguas del río Dulce y arranca con su trabajo diario que brinda un gran “servicio a la gente”, como enfatizó Oscar, que lo requieren personas de los departamentos Atamisqui, San Martín y parte del Avellaneda. “En todo momento está cruzando gente”, indicó.

Oscar cuenta que, directamente, el servicio no lo presta cuando el río está crecido. “Hay que respetarlo mucho al río”, puntualizó Oscar.

En tanto, Ariel remarca que, a diario, desde hace 15 años, Oscar cubre los 10 kilómetros que separan a una margen de la otra del Dulce.