Francisco Ruaro un francés que trajo a Frías su pasión por automovilismo

Un día de 1954 llegó a Frías, vía Catamarca, desde su Francia natal, con una propuesta de trabajo, como lo hizo cada inmigrante que encontró aquí, su lugar en el mundo, pero Francisco Ruaro nunca imaginó que el destino le tendría preparado ser el detonante de una gran pasión para generaciones futuras, el automovilismo, convirtiéndose en el primer corredor que representó a la “Ciudad de la Amistad”.

“El Gringo” como todos lo conocieron era mecánico y llegó a Frías invitado por don Pedro Dall Oglio con la intención de abrir un taller mecánico en sociedad, aunque después lo abrió solo.

Francisco era un apasionado del deporte motor. Primero comenzó a correr en una moto que le prestaba el vecino José Quero. Viajaba a competir en el Parque 9 de Julio de Tucumán y lo hacía en compañía de Héctor Dall Oglio que lo hacía en una bici motor.

Hugo Tuly Dall Oglio, quien trabajaba con Ruaro, recordó: “Ya en la década del 60 los preparamos un Ford T que tenía el club de Cazadores tipo camioneta y corrieron una carrera Francisco Ruaro con “Chachulo” Corzo, es la primer carrera”.

Continuó: “Después de eso armamos el Ford T. corría en Santiago, ganaba todas las carreras todos los campeonato y ahí apareció el loco Alfredo otro corredor santiagueño que era su rival su competencia”.

Los integrantes del equipo eran Francisco y Hugo Tuly Dall Oglio y siempre los acompañaba todas las noches en el taller, Carlos Llorvandi, quien no solo era hincha del corredor sino un sponsor muy fiel al igual que la firma Loma Negra: “En un momento en un momento achicamos el diferencial del Ford e hicimos con palieres flotantes como el Chevrolet para mejorar el andar, siempre salió campeón de la categoría Ford T  preparado más o menos año 62, 63”.

Pasión

“Francisco Ruaro nos contagió su pasión por automovilismo” recordó quien luego se convertiría en otro piloto que es emblema del automovilismo friense como Bruno Senki. “Realmente se ha constituido en un estandarte para nosotros los jóvenes, quienes andábamos detrás del auto de él, y a los más chicos mientras trabajaban en el taller o probaba su auto, estábamos atentos porque en cualquier momento salíamos corriendo a comprarle algún repuesto que necesitaba”.

Continuó: “Fue todo un acontecimiento cuando Ruaro probó el Fuerza Limitada, me acuerdo que todo el pueblo se reunió a la vera de la calle San Martín para verlo acelerar desde la calle Tucumán hasta la calle Pellegrini, era todo un acontecimiento”. En Frías se corría después en la calle San Martín se giraba en Mendoza, Gros de San Martín hasta la calle Salta (actual Senador Luis Salim).

Dall Oglio recordó también que “en Tucumán las pistas era en medio de las chacras corrimos las 1000 millas en Monte Maíz, Córdoba la mayoría del dinero salía de nuestro bolsillo; a veces dábamos vuelta con el auto Porcel por pueblo para que la gente nos colabore, los comercios también aportaban su ayuda, después entran en el equipo a colaborar  René Lobo el “Gordo” y “Falu” ávila Francisco fue un referente absoluto de Frías.