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Bicentenario de la muerte de Martín Güemes

17/06/2021 00:07 Opinión
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Bicentenario de la muerte de Martín Güemes Bicentenario de la muerte de Martín Güemes

17 de junio de 1821, llegó un viento frío del poniente, el alba no había nacido en Cañada de la Horqueta, un silencio definitivo estremecía el campamento, murió Güemes, murió el General, murió el Guerrillero del Guardamonte, murió el Defensor de los Pobres, la elocuencia de los fogones y los vivaques, como dijo en sus Memorias el General Paz, murió Martín Miguel Juan de Mata Güemes, tenía 36 años, y se aprestaba a cumplir el mandato sanmartiniano de iniciar la avanzada militar hacia Lima y encontrarse con el Libertador en la ciudad virreinal. Así estaba planificado, así lo había pensado San Martin cuando hizo suyo el plan del escocés Sir Thomas Mitland, aún antes de salir del puerto de Londres en la famosa fragata George Canningaquel invierno europeo de 1812.

El 19 de julio de 1821, la Gaceta de Buenos Aires impregnada de odio rivadaviano, dijo furiosa “Ha muerto el abominable Güemes”. La ciudad que ha exterminado la utopía, dijo Juan José Castelli, ficcionado por Andres Rivera en “La Revolución es un sueño eterno” y la gran historia de los pueblos indoamericanos ha descubierto una proyección, así como en el cuento de Borges Asterión es el Minotauro, aquí podemos decir Rivadavia es el Minotauro y Atenas es Buenos Aires.

Indefectiblemente el sueño de la Patria Grande comienza a desvanecerse a partir de esta extraordinaria fatalidad producto de la emboscada urdida en la ciudad de Salta por Pedro Antonio de Olañeta Marquiegui y José María Valdez, apodado “Barbarucho”, ambos comerciantes españoles devenidos en jefes militares, en complicidad con influyentes miembros de la oligarquía salteña, como resultado de ello el héroe de nuestra historia fue herido de muerte.

Güemes tenía grandísima alegría enterado del Pacto de Vinará, ocurrido el día 5 de junio de 1821, acontecimiento fundamental, que ponía fin a la guerra entre Santiago del Estero y la “República de Tucumán”, esa idea de Estado Tapón que pretendía establecer Bernabé Araoz para debilitar el frente militar patriota. Hacía tiempo que el monterizo, gran héroe de grandes batallas militares de nuestro ejército, había perdido sentido histórico en su actuación política, y así de este modo sin demasiadas vueltas dijo Güemes en una misiva: “En una palabra me debe a mí la vida y otras cosas más que las ignora…usted sostiene a los godos contra mi autoridad y a mis enemigos les permite que tiren y vayan contra mí públicamente. Mis insinuaciones oficiales las mira usted con desprecio y en fin todo usted se vuelve una pura tramoya para desconceptuarme, en la guerra negándome los auxilios, retardando las comunicaciones, buscando pretextos privados para demorar la organización de mi ejército, acogiéndose a las determinaciones de su Congreso, atender el grave mal que va a sufrir la Nación, con la falta de combinación con el General San Martín (Carta de Güemes a Aráoz con fecha 19 de agosto de 1820).

El historiador salteño Eduardo Pérez Torres afirma que hay que desmontar el concepto de un Martín Güemes defensor de la frontera norte. Nada más alejado de la verdad histórica, Güemes ya tenía organizada con visión estratégica el desarrollo articulado de la guerra popular a través de la guerra de recursos o guerra de guerrillas, herencias adquiridas por los pueblos indoamericanos en las insurrecciones calchaquíes y posteriormente la gran rebelión encabezada por Tupac Amarú que puso en jaque el dominio español en nuestras regiones.

En ese sentido fue muy afamada la Guerrilla de Ayopaya, comandada por José Miguel Lanza, un extraordinario jefe militar oriundo de La Paz, enviado por Güemes para generar focos insurreccionales en el corazón del Alto Perú y organizar la |vanguardia del ejército popular que iba a confluir en Lima. El genio militar del General San Martín lo había imaginado de ese modo, pero la muerte de Güemes impidió que el ejército sanmartiniano llegara fortalecido y organizado por los caminos del Inca.

El historiador Luis Oscar Colmenares dice lo siguiente en su obra “Martín Güemes. El héroe mártir” “Sin pecado de exageración San Martín, Bolívar y Güemes forman por la magnitud de la obra realizada, por su enlace y conexión tan firme e inseparable, la trípode gloriosa sobre la que descansa el augusto edificio de la independencia americana”.

La noticia de su muerte fue un zarpazo de uturunco en el alma de los pueblos indoamericanos. La apariencia tiene su propia racionalidad decía Hegel, quizás seguramente otra hubiese sido la historia si San Martín y Güemes entraban triunfantes a Lima.


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