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Siento que llegué a un techo

04/09/2021 23:24 Opinión
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Siento que llegué a un techo Siento que llegué a un techo

Los seres humanos nos mantenemos

con vida gracia al deseo.

Por esa razón, si uno aspira a vivir

muchos años, debe convertirse

en una persona deseante. Hoy en

día muchos, debido a las dificultades

que enfrentan, han dejado de

desear cosas y sienten que no tienen

ganas de seguir adelante.

El deseo nos mantiene vivos

porque desear cosas consiste en

estar siempre insatisfecho. Por

ejemplo, si hoy vos tenés una moto,

mañana querrás venderla y

comprar un auto. Entonces, cuando

tus hijos te digan: “Quiero tal

cosa”, no les respondas: “Eso no

se puede”. Con esa simple frase,

uno les está anulando el deseo.

Lo más aconsejable es permitirles

desear siempre algo porque el

deseo es un motor que los motiva

a la acción. Todos, seamos niños

o adultos, tenemos la necesidad

de desear. Pues deseo y esfuerzo

van de la mano. Aquí debemos

marcar la diferencia entre deseo y

necesidad. La mayoría de la gente

confunde ambos conceptos.

Necesidad es algo que preciso

para vivir y, si no lo tengo, podría

morir. Por ejemplo: respirar,

comer y dormir. ¿Yo necesito o

deseo respirar, comer y dormir?

Lo necesito porque, si no respiro

ni como ni duermo, perdería la vida.

Pero hay personas que expresan:

“Necesito una

mujer o un hombre”,

cuando

en verdad

no necesitan

eso, ya

que pueden

vivir

perfectamente

sin

alguien a

su lado.

Recordemos que nuestras necesidades

están relacionadas con

la supervivencia; mientras que

nuestros deseos, no. No necesitamos

una pareja, sino que la deseamos.

Y todos podemos vivir

sin un compañero o una compañera.

Es importante comprender

esta diferencia para evitar sufrimiento

innecesario.

Otra diferencia radica en el hecho

de que la necesidad es objetiva.

Si yo necesito respirar, lo

satisfago respirando. En cambio,

un deseo puede ser satisfecho

de diversas formas. Si yo deseo

tener un auto, pero no lo tengo

aún, para moverme de un lugar

a otro puedo caminar o viajar en

bicicleta o en colectivo. El deseo

nos ayuda a hacer uso de nuestra

creatividad.

Es por ello que debemos pararnos

sobre nuestro deseo, sobre

todo cuando sentimos que

nos faltan fuerzas. Veamos ahora

tres variables sobre la cuestión

del deseo que he recogido de

la interacción con la gente a lo largo

de los años. Muchos expresan

lo siguiente:

• No sé lo que quiero. Si no sabés

lo que querés, es conveniente

comenzar con algo porque, al accionar,

se irá aclarando tu mente.

• Empiezo muchas cosas y no

termino nada. Quien experimenta

esta situación, por lo general, está

esperando el momento adecuado.

Pero… ¡este no existe! Tenemos

que movernos en un mundo

con circunstancias que no siempre

son ideales.

• Llegué a un techo y ya no

puedo crecer más. Si alcanzaste

un techo, mejorá eso. Si sos jefe

en tu trabajo y ya no podés ascender

más, convertite en la mejor

versión de jefe que puedas ser.

¿Tenés en claro tu deseo? Te

animo a mirar hacia adentro para

descubrirlo. Cuando lo descubras,

nunca más precisarás que alguien

te motive para seguir adelante.

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