El porqué del llanto

Algunos tienen la costumbre de llorar en todo momento, incluso cuando están contentos. Por lo general, las mujeres lloran más que los hombres y esto se debe a que la cultura nos enseñó que “un varón no debe llorar”. Por fortuna, esto ha comenzado a revertirse, aunque en el pasado ha hecho que ocultemos lo que sentimos.

El llanto, en realidad, es una forma de comunicación para expresar nuestro mundo emocional en ciertas situaciones. Es lo primero que hacemos cuando venimos al mundo (un signo vital) y algo que seguiremos utilizando durante los primeros años para dejar en claro que tenemos hambre o algún otro malestar.

Una vez que nos convertimos en adultos, el llanto no debería ser una manera predominante de comunicarnos. Una persona que desarrolla el hábito de llorar, más allá de su sexo, es considerada hipersensible. Hay quienes adoptan esta actitud infantil para manipular a otros.

No está mal que uno llore en momentos donde hay dolor físico o emocional, frente a una gran dificultad o una gran injusticia, pero, necesitamos aprender a administrar nuestras lágrimas. Quien no lo hace puede fácilmente caer en lo que se conoce como llanto patológico.

Veamos algunos de los casos donde el llanto se usa negativamente:

a. Llanto manipulador Es aquel que se ubica en el rol de víctima y llora para manipular y obtener algún beneficio. Sus lágrimas son conocidas como “de cocodrilo”.

b. Llanto religioso Es aquel que cree, como se creía en el pasado, que, si llora mucho, estará más cerca de Dios.

c. Llanto cultural Aquí estamos frente a una construcción cultural que nos ha hecho creer que un hombre nunca debe llorar y únicamente las mujeres están habilitadas para demostrar lo que sienten.

 En el otro extremo, están aquellos que no son capaces de expresar lo que sienten. La mayoría experimenta un bloqueo emocional que no los deja llorar, ni siquiera cuando sufren. Mientras que a alguien que siempre llora se lo considera hipersensible, a alguien que nunca lo hace se lo considera insensible. En algunos casos, será necesario buscar ayuda profesional.

El llanto es una parte normal de la vida, por ejemplo, frente a la pérdida de un ser querido, es decir cuando atravesamos un duelo; frente al final de una etapa y el comienzo de otra, lo cual suele producir un cambio importante; y también frente a un logro perseguido por mucho tiempo que se convierte en un sueño cumplido.

En todos estos casos mencionados, hay una descarga de la tensión que vamos acumulando y el llanto resulta altamente terapéutico. Nuestras emociones fueron creadas para ser sentidas, expresadas y soltadas. Cuando las guardamos durante un período prolongado, aunque no seamos conscientes, son encapsuladas en el cuerpo y nos pueden conducir a alguna dolencia o enfermedad.

Entonces, hagamos un buen uso de esta herramienta que resulta tan útil para revelar nuestro mundo emocional. ¡No tengamos miedo de llorar!