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Cristina Kirchner inventó una nueva celebración: “El Día del Alienado”

20/11/2022 17:25 Opinión
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Cristina Kirchner inventó una nueva celebración: “El Día del Alienado” Cristina Kirchner inventó una nueva celebración: “El Día del Alienado”

Por Marcos Novaro

Por Marcos Novaro

La vicepresidenta, Cristina Kirchner, habló en el Día del militante, que en la cosmovisión kirchnerista es básicamente alguien que entre la fe y la realidad, prefiere siempre la fe. Y fue consecuente con la fecha que se celebraba, invitando a su auditorio a enajenarse en tiempo pasado, presente y futuro.

Del pasado, cuando propuso regresar a la Argentina supuestamente dichosa que habría existido hasta 2015. Que si hubiera sido tan dichosa como se pretende, ella no habría perdido cuatro de las últimas cinco elecciones nacionales.

Del presente, hablando y pontificando descaradamente como si este no fuera su gobierno, salvo en las áreas donde manda directamente La Cámpora y que supuestamente funcionan de maravillas. Aunque habría que preguntarle a los jubilados, a los vecinos de Quilmes y a otros damnificados de los ‘pibes para la liberación’.

Y del futuro, cuando comunicó muy suelta de cuerpo que ella y sus fieles son ‘lo único nuevo en la política argentina’ y tan nuevos son que como propuesta de cambio tienen la novedosa idea de, sí señor, otra vez, ¡volver para atrás!, a los años dorados de Néstor. Que por algo terminaron ya hace década y media, y desde entonces no hacemos más que pagar la fiesta.

Y, como si eso fuera poco, ya quisieron ser revividos sin éxito, sin ir más lejos es lo que prometieron hacer Cristina y Alberto en 2019, y así estamos. Se ve que esto de llevar al peronismo y al país a los tumbos, entre derrotas y victorias pírricas de las que hasta ella se arrepiente, es un karma del que la jefa espiritual no logra zafar.

Como frutilla del postre se dedicó un buen rato a reclamar medidas al gobierno, en materia de seguridad, ingresos y otros asuntos, como si la Rosada estuviera ocupada por marcianos; y a advertir que ‘se ha roto el pacto democrático de 1983?, culpa de la banda de los copitos y sus supuestos mandantes en las sombras.

Así que en nombre de la democracia ella se siente autorizada a destruir la Justicia e ignorar la Constitución. Más alienación militante imposible. La audiencia la ovacionó una y otra vez, misión cumplida.

Lo peor de todo no fue sin embargo nada de esto, sino el entusiasmo que puso ella en simular omnipotencia, en un contexto en que se ha ido volviendo cada vez más impotente. Es una combinación nefasta, que no puede terminar bien.

Simula que puede ignorar las reglas de juego, que va a elegir la cancha en que tendrá que competir, mientras deshoja la margarita de su candidatura, pero lo único que logra, cuando algo le sale bien, es bloquear el funcionamiento institucional. No lo consiguió en el terreno electoral, la eliminación de las PASO quedó fuera de su alcance y ya la idea ni se menciona.

Pero sí lo está consiguiendo con el Consejo de la Magistratura, y por mero capricho, porque de ahí no va a sacar ventaja alguna, ni para sus causas ni para su proyecto. Mientras, a medida que pasa el tiempo, las chances de que pueda escapar a una candidatura presidencial con mal pronóstico, y hacer un papel siquiera mediocre, se van reduciendo más y más.

Es que, aunque simula tener muchas opciones a la mano, la verdad que no tiene ninguna. Quienes la rodean arrastran muchísimos menos votos que ella, así que no va a tener otra más que encabezar la campaña. O resignarse a hacer una pésima elección y que su control del peronismo se extinga. Y sin seguridades tampoco de que ser candidata le alcanzará para evitar esa derrota catastrófica.

Así que tal vez ese control se extinga de todos modos. En la celebración de la alienación militante también Cristina pareció querer compararse con el Perón del retorno, momento cumbre del peronismo militante que se estaba celebrando, cuando aludió a que entonces el fundador del movimiento se ‘resistía a volver a la presidencia’.

Si fue una alusión a que ella ahora hace lo mismo, no fue muy feliz que digamos, dado que si hay alguien que se resiste a que ella vuelva a ser presidente, y desde hace años, son los votantes, masiva y sostenidamente. Lo cierto es que ambas situaciones, más allá de que comparten el ser momentos críticos para la política nacional, tienen muy poco en común. En particular en relación a la condiciones que enfrentó y enfrenta el peronismo.

Por entonces él se restregaba las manos preparando su irrefrenable regreso al poder, y Perón tenía a su disposición varias alternativas para conducir ese trámite. Visto desde hoy, cabe decir que se equivocó prácticamente en todas las decisiones que tomó. Y fue en gran medida por eso que lo que parecía el inicio de una larga y merecida fiesta, terminó en un descomunal desastre. Para el peronismo y para el país.

Hoy el peronismo gobierna, siempre es bueno aclararlo, lo viene haciendo de forma casi ininterrumpida, y con este mismo plantel de dirigentes, hace nada menos que dos décadas. Pero se tiene que resignar a que tanta buena suerte finalmente se le ha acabado.

Ni Cristina ni nadie tienen muchas chances de evitarlo. Ni de escaparle a la jeringa, porque a diferencia de Perón no la va a disculpar la muerte, y a diferencia de sus inmediatos herederos, López Rega e Isabel, no le va a sacar la papa caliente de las manos ningún golpe. Por más que ella insista en invocar a aquella y a éste en su esfuerzo por lavarse las manos.

Su capacidad de daño, por otro lado, es mucho más acotada que la de Perón, el sistema institucional y político la restringe. Y será en gran medida, si se equivoca, un daño autoinfligido, estará por suerte viva para comprobarlo. Debería considerar una gran suerte no tener tanto margen de libertad para equivocarse, y en su desesperación, empeorar aún más una situación que ya de por sí es bastante mala.

El alivio es, claro, para todos, porque lo que está concluyendo no es solo otra mala gestión de gobierno, es el entero régimen económico y estatal que el peronismo forjó a partir de 2003. Y en esto sí se parece la situación que vivimos a la que se enfrentó a mediados de los setenta.

Que la política de hoy en día en cambio difiera tanto de la de entonces es el motivo de ese alivio, porque va a significar que cambiar ese modelo agotado no nos puede exigir ni tanto tiempo ni tanto sufrimiento como entonces. Aunque claro, puede que sea esto lo que en el fondo la jefa, en su enajenación, más está lamentando.

Fuente: Todo Noticias

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