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En el naufragio del peronismo, a Cristina se le anima Tolosa Paz

29/01/2023 21:24 Opinión
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En el naufragio del peronismo, a Cristina se le anima Tolosa Paz En el naufragio del peronismo, a Cristina se le anima Tolosa Paz

Por Fernando González

Toda la discordia comenzó por un gorrito. El que se calzó Lula sobre su cabeza el 31 de octubre del año pasado en San Pablo, cuando celebraba su ajustada victoria sobre Jair Bolsonaro. Se lo había acercado un dirigente kirchnerista que estaba cerca y el flamante presidente de Brasil sonrió al ver la inscripción en letras negras: “CFK 2023?. No sabía que se estaba metiendo en una pulseada interna. La que enfrenta a Alberto Fernández y a Cristina Kirchner por el liderazgo del naufragio del peronismo.

Fue el Presidente argentino el que lo puso al tanto a Lula de cómo se había enfriado su relación con la Vicepresidenta. Entre todos los abrazos que le dio en Buenos Aires, la semana pasada Alberto le refrescó al brasileño que la cosa seguía mal con Cristina y que no se hablaban desde la Cumbre del G20 en Bali. Allí él se había desmayado en medio de las reuniones bilaterales y ella lo llamó para interiorizarse sobre su estado de salud.

Algo hizo click en la cabeza de Lula. Algunos integrantes de su gobierno dicen que no quiso meterse en la pelea entre Alberto y Cristina, y otros admiten que la condena judicial a seis años de prisión por fraude al Estado en la causa Vialidad completó el escenario de preocupación. No aceptó la invitación de la Vicepresidenta para desfilar por el Senado y hacerle la reverencia que sí le hicieron otros cuatro presidentes latinoamericanos.

La furia de Cristina con Lula se volvió infinita. Cuando él ganó las elecciones en Brasil y se puso el gorrito 2023, ella le había escrito un tuit amoroso. “Hoy más que nunca, amor y mucha felicidad. Gracias pueblo del Brasil. Gracias compañero Lula por devolverle la esperanza a nuestra América del Sur”. Pero el brasileño no fue hasta su despacho del Senado, y ella no le creyó la excusa del protocolo porque un día después sí fue hasta la casa de Pepe Mujica. Lula visitó la chacra legendaria de Rincón del Cerro y hasta se subió al Volkswagen celeste que el uruguayo todavía maneja y al que le limpia el carburador. Encima, los dos sonreían.

Como si la novela latinoamericana no fuera suficiente, Lula compartió con Alberto Fernández una reunión con dirigentes de los organismos de Derechos Humanos, a la que no fue invitado ningún miembro del kirchnerismo. Ni siquiera convocaron al ministro del Interior, Wado de Pedro, hijo de guerrilleros Montoneros muertos durante la última dictadura militar.

Esa fue la gota que rebalsó el vaso para Cristina y para todo el kirchnerismo. Con un término que hiciera popular el querido ex jugador de Racing y técnico de la Selección, Alfio “Coco” Basile, De Pedro aprovechó charlas en “off the record” con periodistas para acusar al Presidente de “falta de códigos”. Su ausencia en el encuentro con Lula y los organismos de Derechos Humanos fue tomado como una ofensa. Es que el kirchnerismo considera el tema como una bandera propia, ajena a Alberto Fernández.

Claro que hubo, además, un dato extra e incomprobable que le agregó pólvora al conflicto interno del Gobierno. Desde el kirchnerismo, acusaron de extender intencionadamente la agenda de Lula en Buenos Aires para que no pudiera encontrarse con Cristina, al publicista peronista y gran amigo del Presidente, Enrique “Pepe” Albistur. No era una acusación tirada al azar. Antes de llegar a la Casa Rosada, Alberto Fernández pernoctaba en un bonito departamento del empresario en Puerto Madero.

La batalla es por las candidaturas bonaerenses

Entonces la guerra estalló en todo su esplendor. Quien salió a responderle a De Pedro y a las bravatas off the record del kirchnerismo fue la esposa de Albistur, Victoria Tolosa Paz, diputada nacional con licencia en el Frente de Todos y actual ministra de Desarrollo Social. Nacida en La Plata, “Vicky” ha ido tomando vuelo propio en el universo peronista por su fuerte temperamento y su postura enérgica en todas las discusiones. Quizás por eso, en las aguafuertes que publica en su portal, el escritor y periodista Jorge Asís la llama “La Aplanadora”.

Hace algunos meses, Tolosa Paz, le había respondido a las críticas que le hacían al Presidente el ministro bonaerense, Andrés Larroque, y el secretario de Seguridad Provincial, el extravertido Sergio Berni, quien lo había provocado con su metáfora más celebrada. “El que trajo al borracho que se lo lleve”. Victoria los abarajó a los dos con letra de Fito Páez. “Menos Circo Beat y más trabajo”, les pidió entonces. Sino fuera por la inflación del 94,8% y la tragedia de la pobreza cercana al 52%, se podría hablar de lo divertidas que son algunas de las discusiones en el peronismo.

Lo cierto es que Tolosa Paz hizo algo a lo que Alberto jamás se animó en más de tres años de mandato. Lo encaró de frente a su colega De Pedro. “Es un buen momento para que el ministro pueda aclarar si hubo o no falta de códigos. Hay que definirse si estás adentro o si estás afuera del Gobierno; y si no nos sentimos contenidos deberíamos dar un paso al costado, porque eso es lo que hace cualquier hombre o mujer de bien”, lo toreó. Nada de “Wadito”, como lo llamaba el Presidente en otros tiempos.

El misil de Tolosa Paz contra De Pedro enfureció a Cristina, quien ordenó que salieran a responderle para ponerla en su lugar. En el Instituto Patria, “Vicky” se lleva hoy todas las maldiciones del kirchnerismo. La acusan, como si fuera un estigma, de “cheta”, y hay otras descalificaciones pero que no merecen ser citadas.

La encargada de responderle a Tolosa Paz fue la senadora provincial Teresa García, una dirigente peronista de San Isidro que fue cafierista en sus orígenes y que luego adhirió al cristinismo más yihadista. “No entiendo @vtolosapaz (la arrobó) ¿Adentro o afuera de qué? No me parece responsable su consideración sobre @wadodecorrido (el nick name de De Pedro)”. La batalla crece en Twitter, pero con otros protagonistas menores como es el caso de la activista Florencia Saintout.

La contraofensiva de Tolosa Paz que indigna al kirchnerismo, en cambio, es seguida hasta con cierta simpatía por la mayoría de los intendentes peronistas del conurbano bonaerense. “Lo mal que estará Cristina que hasta Vicky se le anima”, reflexiona uno de ellos. Lo que asoma debajo de la pelea de egos y desencantos es la proximidad de la discusión por la conformación de las listas de candidatos a senadores y diputados, las que van debajo del candidato presidencial y del gobernador. Allí siempre reinó la lapicera de Cristina, pero hay quienes pretenden discutirla.

Cuando muchos especulaban sobre quien podría encabezar la lista de candidatos a diputados nacionales del Frente de Todos en 2021, finalmente apareció por sorpresa la mención de Victoria Tolosa Paz. Su nombre vuelve a sonar fuerte ahora. Aunque en las encuestas no tiene relevancia, hay quienes la postulan como posible candidata a vicegobernadora (de Axel Kicillof), y los más arriesgados no la descartan como eventual candidata a vicepresidenta. En este caso, por ser bonaerense, se vería bloqueada si el candidato presidencial también es un dirigente de la Provincia. Sergio Massa o Daniel Scioli, por dar dos ejemplos, le impedirían llegar al escalón más alto de la boleta.

La confrontación entre Cristina Kirchner, golpeada por la condena judicial en un caso de corrupción, y Victoria Tolosa Paz, una dirigente sin historia significativa dentro del peronismo, se convierte así en una parábola de este peronismo que marcha hacia la desintegración. Un fenómeno que no puede auspiciar resultados positivos en el año electoral que comienza en febrero con las PASO que se disputarán en la provincia de La Pampa.

El del peronismo se parece a una callejón sin salida. Alberto Fernández, a quien algún misterio de la psicología le impide tomar decisiones, dice en estas horas que no le pedirá la renuncia a Wado De Pedro. Y el ministro del Interior jura que no se irá del Gobierno por responsabilidad. Mejor callar el motivo verdadero. Cristina y el kirchnerismo se resisten a abandonar los espacios de poder donde están las cajas estatales más atractivas: el Senado, el Anses, el PAMI, YPF y Aerolíneas Argentinas.

Con el dólar cerca de los 400 pesos; con la inflación volviendo a subir en enero y con la pobreza en niveles que recuerdan al 2001 y al 2002, los aliados amigables del pasado empiezan a alejarse sin escrúpulos del Gobierno. Lula lo demostró el fin de semana pasado y tres días después lo hizo público el Papa Francisco.

En estos días, están tentados de hacerlo también el ministro Wado De Pedro; el diputado Máximo Kirchner, que renunció hace un año a la jefatura del bloque legislativo; y la propia Cristina, que juega demasiado a tomar distancia como si fuera de la oposición. Como si Alberto no hubiera sido una elección de ella que se intentó presentar como una jugada maestra de la política. Los resultados, la única verdad, están a la vista.

Pero Wado, Máximo y Cristina, mal que les pese, son parte de este Gobierno. No pueden simular apartarse de una gestión que no logra mostrar ningún aspecto positivo. No es el problema la falta de códigos. La dificultad sigue estando en creer que el país es el que está en sus cabezas. Mientras la Argentina real, la de las carencias y la de los sufrimientos, espera una respuesta que no llega. Un alivio que cada día parece estar un poco más lejos.

Fuente: Infobae

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