ABATIDOS. El padre (izq.) y los hermanos del sospechoso no encontraron explicación para la acción que tuvo uno de los integrantes de la familia.
Doblegado por el hambre, se entregó el sangriento homicida del General Paz Doblegado por el hambre, se entregó el sangriento homicida del General Paz
El joven está acusado de asesinar a su cuñado, Pablo Antonio Garzón (24), y herir gravemente a su pareja embarazada, Marina Garzón (22), tras diez horas de consumo de bebidas alcohólicas en su casa de calles Pública y Los Caminantes del barrio General Paz, la noche del domingo último.
El objetivo básico está cumplido. Orieta, detrás de las rejas. Agotado, le dijo a su hermana: “Me entrego porque no doy más”. Junto a él, la policía también demoró a su hermano, Rubén Orieta, sospechado de “encubrimiento”.
“Llegó solo como a las cuatro de la tarde. Fue a Remes (distante 43 kilómetros de la capital). Estaba muy rameado; parece que estuvo en el monte y tomando sólo agua de represa”, contó un hermano.
La familia Orieta contrató los servicios de la abogada Pamela Gadán, con quien Orieta ingresó al despacho del juez Ignacio Coria Vignolo antes de las 19.
“Homicidio simple” y “homicidio en grado de tentativa”, son las acusaciones, ya que Orieta habría asesinado a Pablo Garzón con un cuchillo de grandes dimensiones.
Trascendió que la autopsia reveló la existencia de casi una decena de puñaladas, ubicadas en tetilla derecha, nuca, frente, pierna izquierda y abdomen.
Según vecinos, todo el día los jóvenes bebieron cervezas y vino. Cerca de las 22 sobrevino la tragedia, tras varios incidentes en los que Orieta habría intentado golpear a otro cuñado.
Harto de los insultos, Garzón habría pretendido frenar una agresión contra su hermana, hecho que desencadenó una feroz pelea.
En ese transcurso, Orieta hizo pesar su supremacía física, ya que Garzón carecía de la pierna izquierda, amputada durante un accidente a los 16 años.
“Pará, pará, dejá de apuñalarme”, escucharon implorar a la víctima, pero Orieta le habría provocado varias heridas que desembocaron en la muerte, en el patio de su casa. Luego acuchilló dos veces a su pareja y la corrió por la calle para matarla, pero la intervención de vecinos evitó otra tragedia.
Desde entonces, la policía lo buscaba por tierra y aire. Hizo varios rastrillajes en Remes, Monte Redondo, Antilo y Cañada del Medio, entre otros parajes, donde lo tenía acorralado.
Sin embargo, Orieta logró evadir una y otra vez el cerco policial, ocasión en la que tuvo que correr por medio de matorrales espinosos, lo que le provocó excoriaciones en distintas partes del cuerpo. Finalmente, el hambre y el cansancio hizo mella en el cuerpo del sospechoso. l
