Dr. Leandro Drube: “Si el papá pega, el hijo entiende que el golpe es un modo de resolver un conflicto”

Después de la repercusión del caso del empleado de la Diosse, Gaspar Alzogaray Castellanos, acusado de agredir salvajemente a su hijo de sólo 5 años, se pronunció el defensor de los Derechos de Niñas, Niños y Adolescentes, Dr. Leandro Drube.

Consultado por EL LIBERAL, el Dr. Drube en primera instancia se refirió al marco que protege a los menores en nuestra provincia y en todo el país.

"La Convención sobre los Derechos del Niño y otros instrumentos de Derechos Humanos reconocen el derecho de la niña y el niño al respeto a su dignidad humana e integridad física y gozar de protección especial ante la ley. Los Estados parte de la comunidad internacional, tienen la obligación de actuar rápidamente para prohibir y eliminar todos los castigos corporales y todas las demás formas de castigo crueles o degradantes de las niñas y niños y esbozar las medidas legislativas y otras medidas educativas y de sensibilización que los Estados deben adoptar", comenzó diciendo.

"A partir de la entrada en vigencia del Código Civil y Comercial, en agosto del año 2015,(art 647) tomando como eje fundamental la Convención de los Derechos del Niño (El Interés Superior del Niño), ha quedado absolutamente prohibido todo tipo de violencia física de los padres hacia sus hijas e hijos", agregó.

Ante la consulta de si se puede considerar un castigo paternal la agresión, precisó: "Dejamos atrás el Código Vélez, su art. 278, donde se estipulaba que "los padres tenían la facultad de corregir la conducta de sus hijos menores (…)", pues la idea tradicional era la del hombre jefe de familia con la obligación de garantizar subsistencia y protección".

"El nuevo paradigma imperante se enmarca en que los hijos son sujetos de derechos en donde los progenitores tienen el deber de prestar orientación y dirección y deben ser educados a través del diálogo", remarcó y enfatizó: "Esta visión fundamental tiene por fin erradicar la violencia familiar o doméstica".

"Con la actual normativa, los golpes corporales infringidos por un progenitor sobre su hijo o hija encuadran en la figura de lesiones contempladas en nuestro Código Penal, por más leves que se presenten o con sus agravantes si correspondiere. No pueden alegarse para su justificación facultades coercitivas derivadas del vínculo paterno-filial, ya que el uso de violencia en todas sus formas se encuentra expresamente excluida del contenido de la responsabilidad parental", aclaró

"El cambio de "Modelo a seguir" hoy no implica la renuncia a la obligación de los progenitores de educar a sus hijos, sino que pierde vigencia la idea de que la educación parental radica en someter al hijo", explicó el Dr. Drube.

"Los progenitores deben acompañar, guiar, contener, empatizar, comprender, perdonar, ofrecer alternativas, hacer autocrítica, negociar, escuchar y ser ejemplo y modelo de lo que queremos que hagan o sean nuestros niños, niñas y adolescentes".

"Si el papá pega, el hijo entiende que el golpe es un modo de resolver un conflicto y lo replica, lo que enseña una sociedad inteligente y democrática es que los conflictos se resuelven a partir del diálogo".

"A los golpes, las niñas, niños y adolescentes no aprenden nada, pegar parece efectivo, pero lo es sólo en lo inmediato. El niño castigado se inhibe solo porque tiene miedo".

Por último señaló: "Por estas razones es de vital importancia desterrar el modo violento de vinculación intrafamiliar que lleva a que los niños, niñas y adolescentes que sufren de violencia hoy, sean los posibles adultos violentos del mañana, reiterando el padrón de conducta aprendido".