Golpeó a su esposa hasta con un nunchaku y roció ropa con alcohol etílico Golpeó a su esposa hasta con un nunchaku y roció ropa con alcohol etílico
Esposa e hijo terminaron heridos en el B° Pedregal, Choya, después que un individuo literalmente estallara de ira y agrediera a su pareja hasta con un "nunchaku".
Se trata de un arma tradicional de las artes marciales asiáticas, formada básicamente por dos palos cortos, generalmente de entre 30 y 60 cm unidos en sus extremos por una cuerda o cadena. Allí radica el aspecto más impactante del caso de violencia de género, cuya descripción fue potestad de la fiscal Dahiana Pérez Vicens, en audiencia presidida por la jueza de Control y Garantías de Frías, Roxana Cejas Ramírez.
El acusado
El imputado fue identificado como Rafael Antonio Santillán, a quien la Fiscalía atribuye cargos por "lesiones leves agravadas por el vínculo y amenazas" en perjuicio de Edith Yolanda Vázquez y "lesiones leves calificadas y amenazas", en perjuicio del propio hijo de seis años.
De acuerdo con la denuncia, el grave incidente hizo eclosión la armonía el 19 de septiembre en un hogar con 16 años de convivencia y 7 hijos.
En aquella ocasión, Santillán habría agredido a su hijo de 6 años, a patadas. Urgente, su madre intentó defenderlo, pero también padeció la ira de su pareja, quien la levantó del cuello y arrojó al piso. Lejos de sosegarse por su hijo llorando en el piso, el hombre habría acentuado la agresión sujetándola del cabello y agrediéndola con el "nunchaku".
"Los mataré a todos", habría advertido a los gritos Santillán, totalmente desaforado, mientras miraba desafiante a su esposa e hijo y les mostraba un arma blanca, añade la investigación.
Los gritos alertaron a los vecinos y, por ende, a la policía. Ni siquiera el arribo de los uniformados obró de temeroso catalizador en Santillán, ya que al ingresar los efectivos les habría exclamado: "... No hace lo que yo le digo...", deslizó uno de los investigadores.
No fue todo. Ya perturbado o quizá alcoholizado y fuera de sí, Santillán habría tomado varias prendas de vestir, las que roció con alcohol etílico, dispuesto en aportar la gota o cuota de locura a tamaña suma de desatinos, trascendió del procedimiento.
Ya reducido, preso y los informes médicos, la Fiscalía fue a audiencia y la magistrada fijó la detención en diez días, tiempo suficiente para la concreción de una evaluación psicológica, también un relevamiento vecinal y quizá Cámara Gesell a los otros niños.
En virtud de un hogar contaminado con una atmósfera de neta violencia, Pérez Vicens también dio intervención a la Subsecretaría de la Niñez , Adolescencia y Familia (Subnaf), cuyos técnicos dispondrán medidas en protección de todos los menores.
