Rechazan condicional a un ex policía preso, condenado a 12 años por abusar de sus dos hijas

La Justicia desestimó un pedido de libertad condicional para un policía jubilado, condenado en el año 2016 a 12 años de prisión por abusar sexualmente de dos de sus tres hijas menores, sometiéndolas a una vida tortuosa con agresiones físicas, encierros y amenazas con cuchillos.

Así lo resolvió el juez de Ejecución Penal, Rubén Seiller, al rechazar un recurso de "Pochi" (H.W.B.), apresado el 6 de noviembre del 2012 al ser denunciado por su esposa, madre de las tres menores a quienes el entonces funcionario reconoció cuando tenían 4, 6 y 11 años.

Según la investigación de la fiscal Celia Mussi, en ausencia de su esposa "Pochi" manoseaba, golpeaba y accedía sexualmente a las menores, quienes estaban amenazadas si revelaban algo de lo que ocurría entre las cuatro paredes de su casa.

Extrema desazón

Los días aciagos para las hermanas alcanzaron su pico extremo cuando el sujeto las abusaba y hasta amenazaba con un cuchillo, dejándoles en claro que no titubearía en matarlas de ser necesario.

Primero, los abusos se materializaron en el B° Industria y luego continuaron al mudarse al B° 750 Viviendas Campo Contreras, amplió la Fiscalía en un juicio oral a puertas cerradas. El tribunal estuvo integrado por los vocales María Angélica Peralta de Aguirre, élida Suárez de Bravo y Eduardo Federico López Alzogaray.

Ante los expertos, las dos víctimas brindaron precisiones sobre su pesadilla. La mayor (quien denunció el 23 de noviembre del 2012) habría manifestado que fue abusada entre los 12 y 17 años. Eran ataques sexuales y agresiones físicas. Por ello, la adolescente se fue de la casa y buscó una mejor suerte lejos de la pareja.

Besos a los 10 años

La otra víctima habría subrayado que era habitual que la besara en la boca desde los 10 años. Y que cada vez que ella se resistía terminaba golpeada, encerrada en el baño, o bien amenazada con un cuchillo apoyado en el cuello, se supo.

En los alegatos, la fiscal requirió 20 años de cárcel para el individuo, al sostener que las vejaciones habían sido acreditadas por el relato de las víctimas y el cúmulo de pruebas.

El 16 de marzo del 2016, el alto cuerpo condenó a "Pochi" a 12 años de prisión, al hallarlo responsable de los delitos "abuso sexual con acceso carnal agravado por el vinculo y la condición de guardador"; "abuso sexual gravemente ultrajante por el vínculo y la condición de guardador".

Informe: "Marcados rasgos egocéntricos y narcisistas"

En sus fundamentos, el juez Seiller destacó los diversos informes de los profesionales que literalmente monitorean la evolución del reo. Uno habría afirmado que en el sujeto son evidentes "los puntos de conflicto", los que fueron abordados por el equipo de asistencia y tratamiento psicológico sin avances significativos en el tratamiento iniciado, lo que dificultaría la reinserción futura".

El pronóstico de los expertos es que no es aconsejable que "Pochi" quede libre. "Requiere seguimiento y asistencia psicoeducativa para mejor evolución", precisaron.

Más profundos, los profesionales en salud mental indicaron que el condenado "posee una personalidad con marcados rasgos egocéntricos y narcisistas, comportamiento oposicionista y evasivo".

Obsesión

Ampliaron que rige en él un "control obsesivo y cierto deterioro en el criterio de la realidad. Indicadores de defensa de tipo maníaco y conflicto en el área sexual y con las identificaciones. Refiere la disminución de la capacidad para sobrellevar adaptativamente la postergación de sus deseos o necesidades personales y la persistencia de pautas subjetivas transgresoras que darían lugar a conductas antisociales. Sin capacidad para visualizar y advertir el daño", puntualizaron.

Ampliaron los funcionarios, que advierten en el presidiario la existencia de "antecedentes de consumo problemático. Destaca como factores de riesgo la ausencia de culpa y arrepentimiento y su dificultad para implicarse en el acto que motivó la sentencia al ocultamiento y a desplazar en la víctima la razón de su condena".