Yayo, contra las cuerdas en juicio por un crimen en un “picadito” de fútbol Yayo, contra las cuerdas en juicio por un crimen en un “picadito” de fútbol
Un testigo manifestó ayer que el 13 de octubre
del 2012, Norberto Aníbal
Calderón, alias “Yayo”,
descendió de una motocicleta
y sin titubear abrió
fuego en contra de Jorge
Miguel Iribarne (“Chascazo”),
quien falleció a los
pocos minutos, en San Pablo,
Río Hondo.
Una década después,
arrancó el juicio. El relato
del testigo fue lo más sustancioso
en la jornada inaugural,
a cargo de un tribunal
conformado por los
vocales, María Eugenia
Carabajal (presidente),
Rosa Falco y Juan Carlos
Storniolo.
Después del alegato
acusatorio a cargo del fiscal
Rafael Zanni, el tribunal
escuchó a tres testigos:
una médica, un remisero y
un integrante del entorno
de “Chascazo”.
El hombre manifestó
que acompañaba a la víctima
en un partido de fútbol.
Añadió que de la nada,
“Yayo” se habría bajado
de una moto.
Preguntó
por “Chascazo” y le disparó.
La víctima se encontraba
en bermudas y ojotas.
“Chascazo” quedó tirado
en la tierra, mientras
un surco rojo preludiaba
lo peor.
“Yayo” huyó. Se entregó
a las pocas semanas y
dos años después fue beneficiado
con el cese de
prisión y arribó ayer libre
al juicio oral.
Dolor de su esposa
En diálogo con los medios,
la esposa, Verónica
Espinoza, manifestó
que aquella jornada “Yayo”
realizó 4 disparos y 2
fueron al abdomen.
“Este
asesino es Calderón y
yo quedé con dos menores,
dos criaturas, que pasaron
muchas necesidades”.
Muy dolida, Espinoza
profundizó: “Pido justicia.
El asesino se anduvo
cà de risa”.
Detalló que su esposo
“tomaba una cerveza,
apareció “Yayo”, se bajó
de una moto, preguntó por
`Chascazo`, mi marido dijo
yo, el tipo sacó un revólver
y lo baleó. Mi marido
estaba de bermuda y ojotas,
indefenso total”, recordó
la mujer.
Requerida si su esposo
y el detenido se conocían,
Espinoza dijo que no.
“Que sepa, no se conocían.
No sé por qué le arruinó la
vida a mis hijos. Pasaron
diez años y me duele como
si fuese ayer. Ese tipo no
mató a un perro, asesinó a
un hombre de trabajo. Mi
marido tenía una gomería
y de eso vivíamos. Llegamos
de Mar del Plata y él
trabajaba frente a casa de
sus padres para alimentar
a sus hijos”, subrayó.
Ahondó: “Lo mató a
sangre fría. Sin nada, mi
marido cayó, se desangró
y murió. Siento mucho dolor.
Fueron diez años de
sufrimiento y con muchas
necesidades. Este asesino
se cà de risa como si nada.
Que pague por el daño
que nos hizo”, enfatizó
Espinoza.