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Atacó de una puñalada a su novia adolescente, la creyó muerta y se suicidó debajo de un camión

26/09/2022 00:15 Policiales
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Atacó de una puñalada a su novia adolescente, la creyó muerta y se suicidó debajo de un camión Atacó de una puñalada a su novia adolescente, la creyó muerta y se suicidó debajo de un camión

En escasos 15 minutos, un joven intentó ayer asesinar a su novia adolescente de una puñalada, luego, creyéndola muerta subió a su moto, salió a la ruta 34 y se estrelló contra un camión. Pereció al instante.

Se trata de Javier Ricardo Coria, de 26 años, con residencia en el B° Mitre de Colonia Dora, departamento Avellaneda.

El caso está lleno de detalles y aristas estremecedoras que anoche eran investigadas por el personal de la División Criminalística de la Departamental 13, Añatuya, y sus pares de la Cria. 55 de Icaño, Avellaneda, coordinados por los fiscales Andrea Darwich y Gabriel Gómez.

De acuerdo con lo que se pudo comprobar hasta ayer, Coria desde su casa recorrió casi 30 kilómetros y se presentó primero en la vivienda de la jovencita, en el paraje Colonia Real Sur, cerca de Real Sayana, Avellaneda.

Por motivos desconocidos (ver recuadro), habría extraído un cuchillo y le provocó una herida que derribó a la adolescente. Al instante, el agresor se subió a su motocicleta y aceleró unos 6 kilómetros. Arribó a la R. 34 a la altura del kilómetro 530 y se detuvo. Aguardó a un costado de la ruta y cuando se aproximó un camión, aceleró en sentido contrario, y se estrelló. Murió al instante ante el total desconcierto del conductor del camión que nunca imaginó estar viviendo semejante hecho.

Camionero salteño

El conductor del camión fue identificado como Héctor López, de 33 años, domiciliado en San Carlos, Salta, quien circulaba al mando de un Mercedes Benz, dominio JUG330 perteneciente a la empresa de Transporte La Merced.

El vehículo transitaba con sentido sur a norte desde la provincia de Buenos Aires con destino Salta.

En principio, los investigadores conjeturaron que la víctima residía en Pinto, Aguirre, ya que llevaba una billetera y DNI perteneciente a otro hombre.

Recién después de las nueve de la mañana, una pareja arribó al lugar del accidente e identificó a la víctima como su hijo. Pudo hacerlo porque en un brazo llevaba un tatuaje del Señor de los Milagros de Mailín y en la otra extremidad, otro tatuaje de una telaraña.

Los fiscales ordenaron el traslado de los restos de Coria hacia la morgue del Hospital de Añatuya y hoy se hará el reconocimiento oficial. Posteriormente, serán entregados a sus familiares para su inhumación.

El cuerpo del motociclista que se suicidó llevaba una billetera y un DNI de un hombre de apellido Espíndola, con residencia en Pinto, Aguirre. De inmediato, los efectivos de Icaño se comunicaron con sus pares de la Seccional N° 17 y los facultaron para que informaran a la familia Espíndola sobre la presunta tragedia en uno de sus integrantes.

 

 

 

Al arribar al domicilio, los policías vieron que enfrente había una canchita y un joven se les aproximó. Los visitantes preguntaron y el futbolista les respondió: "Soy yo".

 

 

 

Entre perplejos e incrédulos, los uniformados preguntaron de nuevo por la identidad del DNI y la respuesta del joven fue la misma: "Soy yo".

 

 

 

Uno de los policías forzó el interrogatorio al límite de la obviedad, al revelarle que había una persona muerta en la 34 con un DNI con su nombre. Más calmado, el joven les explicó: "Semanas atrás, perdí mi billetera en Colonia Dora. Tenía todo, hasta mi DNI".

 

 

 

Su explicación convincente

 

 

 

Ahondó: "Ahora no puedo demostrar ser quien digo que soy, pero ya inicié el trámite por mi DNI nuevo. Eso sí, no sé cómo fue a parar al bolsillo de la víctima porque no lo conocía", trascendió que declaró el testigo.

 

 

 

Más persuasivos, los familiares de Espíndola hicieron ingresar a la comisión policial y le mostraron fotografías y documentos, resueltos en convencerlos de que en realidad no estaba muerto y era quien afanosamente pretendía demostrar.

 

 

 

Si ello dejó desairados a los policías, mucho más shoqueó a los efectivos que trabajaban en la escena de la tragedia, es decir en la ruta 34. Solo el arribo de los padres de la víctima permitió alcanzar certezas, en una mañana de sangre y horror.


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