Joven explotaba a un pony y fue demorado por arrastrarlo en su moto

Rechazo en redes sociales y revuelo mayúsculo generó anteanoche un motociclista, al ser descubierto mientras "arrastraba" a un caballito pony, reticente en trotar con intensidad después de una jornada sofocante superior a los 40°.

De acuerdo con e reproche telefónico de tres familias, cerca de la 23 divisaron a un motociclista que aceleraba por calle Independencia prolongación en cercanías de Maco, en la zona sur de la ciudad capital.

Llevaba sujeto a una correa a un caballito pony de pelaje tobiano, cuya diminuta estatura provocaba reacciones enternecedoras y, por consiguiente, resistencia por el trato recibido.

En contexto, se supo que su aparente "dueño", con residencia en calle Las Heras del B° La Católica, lo convirtió en una especie de fuente de trabajo: todos los días, lo lleva por las calles para que los niños se tomen fotografías con el caballito, obvio a cambio de un dinero.

Alertadas sobre la novedad, la fiscal Silvia Jaime y la instructora Valentina Carol pusieron en marcha un protocolo inspirado en la Ley de Maltrato Animal. Puntualmente, la norma clarifica en su artículo 1°: "… Será reprimido con prisión de quince días a un año, el que infligiere malos tratos o hiciere víctima de actos de crueldad a los animales. Artículo 2°: Serán considerados actos de maltrato: 1° No alimentar en cantidad y calidad suficiente a los animales domésticos o cautivos" y todo acto en detrimento de su salud y bienestar.

Reacción inmediata

Urgente, la Fiscalía dispuso que sea demorado el sujeto, de 21 años, y el secuestro de su motocicleta Motomel Blitz gris, bordó y negro. Por su parte, facultó al personal de la Montada al inmediato secuestro del pony. De este modo, la funcionaria cortó de raíz un acto de neto estrés al animalito.

La historia prosiguió ayer con la reacción del motociclista. El individuo recuperó la libertad y después partió a la Fiscalía, resuelto en reencontrarse con su pony.

Lejos de toda ansiedad, Jaime dejó en claro al sujeto que su realidad es otra y debe certificar con documentación (y otros recursos) su relación con el caballito. Es más, lo persuadió que de no dar un viraje, irá despidiéndose porque arrastrarlo con su moto, en medio del calor, no fue justamente un acto de amor o protección al animalito.