Las ''''mecheras'''' causan pérdidas millonarias por mes en los comercios santiagueños

Expertas en el descuidismo y el disimulo, las denominadas  "mecheras" nunca paran. A diario al menos cinco comercios del casco céntrico santiagueño son "víctimas" del ataque de mujeres que, fingiendo ser clientas, roban mercadería sin reparar en rubros.

El término "mechera" representa a una persona que entra a un local comercial, y -mediante engaños y con actuación digna de la tele - esconde entre sus ropas distintos tipos de bienes, como prendas de vestir, accesorios, perfumes y cualquier otro elemento de valor, para luego salir del lugar sin pagarlos.

El atraco de las "mecheras", genera pérdidas millonarias para pequeños y grandes comercios. Los robos en tiendas y supermercados pueden parecer insignificantes a simple vista, pero lo cierto es que puede llegar a tener un gran impacto en la economía de los mismos.

Según revelaron fuentes policiales consultadas, cada mechera puede robar "con facilidad hasta 10 o más prendas en un día", calculando que cada prenda pudiera costar unos $ 2.000 pesos, y si a eso se le suma un grupo de seis o más mecheras que operen en una zona comercial ocasionarían $120.000 de pérdidas de forma diaria, es decir alrededor de los 3.000.000 mensuales en comercios santiagueños.

El mismo monto se podría estimar en el casco céntrico bandeño; pero también se sabe que las pérdidas pueden llegar a ser del doble debido a que un gran número de comerciantes prefieren no hacer las denuncias.

Ardid

Estas ladronas crean situaciones ficticias que usan como "cortina de humo" que les permiten salir del lugar de los hechos impunes, con el botín escondido entre sus prendas, sin ser reconocidas.

Tal es la habilidad de las "mecheras" que por lo general solo pueden ser vistas luego de revisar minuciosamente las cámaras de seguridad del comercio cuando el delito ya fue cometido y, muchas veces, no hay nada por hacer.

Durante el paso del tiempo el ardid delictivo fue cambiando y "modernizándose" con las nuevas generaciones. Antes era solo una mujer la que aprovechaba el descuido de los empleados de comercio "elegido como blanco" y se apoderaba de bienes sin ser descubierta.

El objetivo era llevarse algún objeto de interés que pueda caber entre las prendas de vestir o la cartera/mochila que tuvieran consigo en ese momento.

Con el paso de los años, y al ver que la mayoría de las veces no eran descubiertas, esta modalidad delictiva se fue incrementando tanto en número como en el modus operandi. Ya se podría decir que eran profesionales con planificación táctica, efectiva y organizada, con un rol definido.

En este último caso, las "mecheras" ingresan y se desplazan en equipo de forma muy sincronizada, donde unos distraen a los empleados, superándolos en número; haciendo preguntas para desviar la atención, mientras otro comete el robo. En algunos casos usan debajo de sus ropas, calzas, mallas de lycra o fajas para esconder los objetos robados.

Otra de las estrategias que utilizan para perpetrar el hecho es hacer una inteligencia grupal: estudian previamente con detalle el o los negocios que serán sus "víctimas", y para así conocer la ubicación de las cámaras de seguridad, recorrido del personal de vigilancia y la frecuencia del mismo; los vendedores; practicando una y otra vez la ruta.

Y cuando están listas ingresan a los comercios y van directo a la mercadería, la esconden y salen; este tipo de robos de ejecución rápida tienen un promedio máximo de dos minutos.

Cualquier excusa

Todo recurso es válido para una "mechera". En el casco santiagueño se llegó descubrir —a través de las cámaras de seguridad— cómo las mujeres usaban a sus hijos o los cochecitos donde los transportaba para ocultar el botín.

Según indicaron algunos comerciantes —en el rubro ropa— durante los últimos tiempos se vio con frecuencia que las "mecheras" eran madre e hijas adolescentes. Mientras las menores fingían probarse las prendas, la madre cometía el atraco.

Fingió ser una inválida y robó perfumes en silla de ruedas

El viernes un caso insólito se registró en una perfumería céntrica donde una mujer —de al menos 50 años— que se desplazaba en sillas de ruedas, ocultó en su cartera una decena de costosos cosméticos. Acompañada por una joven que la ayudaba a movilizarse, la "discapacitada" sacó los envases de sus respectivas cajas (las cuales tienen el código de seguridad que activaría las alarmas en caso de salir sin abonar) y los escondió en su cartera.

Cuando las empleadas advirtieron el atraco, a la "mechera" y su acompañante lo les quedó otra que entregar todo lo robado con el propósito de evitar pisar una comisaría. Las vendedoras lograron recuperar todo el botín y dejaron a las mujeres retirarse con las manos vacías. Lo insólito ocurrió minutos después cuando una empleada siguió los pasos de las ladronas y descubrió que la mujer abandonaba la silla de ruedas y conducía un automóvil en el que se fueron con rumbo desconocido. 

Consejos para prevenir

Expertos en seguridad revelaron que organizar el local para evitar los robos es fundamental: aspectos del diseño y la infraestructura del negocio pueden favorecer a los delitos. Entre ellos destacan la existencia de múltiples puntos de entrada al local, lo que dificulta el control de accesos, la excesiva altura y colocación de los exhibidores.

Las estanterías también impiden la visibilidad natural por parte de los empleados. Una de las maneras para tratar de evitar ser víctimas de esas personas, es brindar formación a los empleados: aparte de tener el espacio vigilado, es recomendable que los trabajadores tengan conocimiento de cómo prevenir y saber cómo actuar en caso de hurto.

Prestar atención a los puntos más indefensos y artículos atractivos: en cuanto a los puntos indefensos nos referimos a los sitios como son los probadores o incluso, las salidas de emergencia. Ya que son los más comunes a través de los cuales el ladrón puede escaparse con los artículos.

En la medida que sea posible es importante contar con sistemas de seguridad electrónica: alarmas y cámaras de videovigilancia.

Ya no importa la edad

Si bien la edad promedio de las "mecheras", según las estadistas parten de los 25 a los 40, el rango puede variar. En los últimos años las adolescentes tomaron protagonismo en el rubro. Algunos damnificados se mostraron sorprendidos al ver que las ladronas eran jovencitas de 15 o 16 años.

El pasado 11 de septiembre de 2022 en La Banda, la encargada de un comercio dedicado a la venta de cosmética —sobre calle Sarmiento— se mostró asombrada al descubrir que una de las "mecheras" que entró a robar tenía apenas 12 años.

En ese entonces, la dueña del lugar que había sido víctima del accionar de dos adolescentes que ingresaron al local, indicó que todo comenzó cuando ingresaron al comercio dos chicas y empezaron a ver productos de higiene y cosméticos.

Allí la joven se dio cuenta de que pasaba "algo más". Y es que las muchachas escondían debajo de su ropa otros productos, tales como labiales, bálsamos y brillos. Cuando fueron identificadas, se sorprendieron al saber que una tenía 12 años y la otra, 16 ambas con domicilio en la vecina ciudad.

La ''''''''Purulla'''''''', experta mechera, condenada

Celia María de los ángeles Purulla es —por ahora— la única "mechera" condenada por la Justicia. Según los registros la mujer, de 47 años oriunda de La Banda, comenzó a delinquir en el año 1993, según consta en los registros judiciales.

Autora de más de 62 hechos ilícitos en el centro de esta ciudad y de La Banda quedó alojada en el Penal de Mujeres de calle Posadas, después de que fuera juzgada en juicio oral acusada de los delitos de hurtos y robos desde locales comerciales.

La "Purulla", como era conocida, ya había sido condenada por robo. Tras haberla cumplido la sentencia volvió a delinquir. Los últimos atracos los cometió con ayuda de sus hijas que quedaron a cargo de la Dinaf, por aquel entonces.

No es solo cosa de ''''''''chicas'''''''' 

Si bien el término está ligado popularmente a las mujeres, también los varones incursionan en este rubro. Durante la jornada del viernes pasado, un adolescente fue descubierto cuando robaba un whisky en un supermercado céntrico. Los conocidos en el tema revelaron que el accionar de los varones "mecheros" es más común en supermercados, farmacias, quioscos o locales pequeños.