"No le creas al Diablo cuando te diga que todo se terminó"

En el diario del presunto homicida aparecen reiteradamente Dios y el Diablo, en una puja en la que siempre el hombre se coloca a sí mismo y a la víctima, en el medio de ambos, él como sujeto que ya conoce a los dos, y ella como una especie de objeto por conquistar.

“Mi amor, tú me conoces bien, siempre te amaré, yo tu poeta, tu amor, mi princesa, cada vez que estés en silencio escuchá mi voz diciéndote te amo y nunca me cansaré de amarte, mi consentida mariposita, soy un niño enamorado, no temas porque yo estoy contigo aunque mi cuerpo esté en este lugar”.

Sigue a continuación: “Pero debes creer en el Dios que yo siempre te hablé, el que me sacó de las aguas, y si tú le entregas tu vida, me llevará a tu lado y nos dará lo que tú le pidas, no le creas al Diablo cuando te diga que todo se terminó, habla con Dios pues cada mañana has como yo, con las pocas fuerzas y aunque ya no tenga nada de lo material, y no te tenga a mi lado y muera por un beso tuyo, tengo la fe y por dentro soy el más gigante que te ama con un amor que tiene la fuerza de un búfalo”.

Luego Páez retrocede en su afán de tener a Patricia y por un momento, aunque sin quitarse del centro de la escena, rememora sus “errores”.

“Y ya no miro alrededor mío porque desde niño estuve solo, pero a la vez soy un príncipe porque soy hijo del Dios más poderoso, el que me levantó cada vez que caí y el es mi abogado, mi Padre. él te hará ver cosas y te enseñará el verdadero amor, porque jamás me desprotegió por lo que yo soy, él conoce mi corazón y sabe que caí otra vez, pero siempre me espera con sus brazos abiertos y no me reprochó nada y me enseña a creer en él y no en los hombres que tienen sus propios errores, es por eso que tengo paz en mi corazón y lucho contra mí mismo, con lo que hicieron de mi vida, pero mientras respire seguiré llorándole a Jesús que me perdone”.

El texto finaliza de manera angustiosa, casi una súplica: “… me gustaría encontrar a una persona que piense como yo, sé que mi Padre me dice que no debemos confiar en personas y que hasta tú flia muchas veces te traicionó, pero yo aprendí de mi Dios a dar oportunidad y sé que es tonto porque siempre fue como yo no quise que fuera, así es la vida, pero tengo fe en Dios y que sea su voluntad y me ayude a aceptarla cuando vuelva a empezar de cero, el que me quiera me esperará hasta que yo despierte”. l