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El género "slasher" entre la renovación y la rutina

14/08/2022 02:32 Pura Vida
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El género "slasher" entre la renovación y la rutina El género "slasher" entre la renovación y la rutina

El realizador John Logan es el responsable de una notable serie que rescataba monstruos clásicos: "Penny Dreadful" (tres temporadas entre 2014-2016 y un "spin-off" en 2020). El largometraje que acaba de presentar es irregular en sus logros, y aun así es lo suficientemente destacado como para tenerlo en cuenta y motivar algunos comentarios.

El prólogo muy rutinario, como "de manual" y, por esto, de cero emotividad para el aficionado al terror (incluso el ciervo animado digitalmente que aparece en la secuencia resulta anticlimático por su diseño poco natural), en cierto modo anticipa lo que va a venir: un relato que transita por los lugares comunes del subgénero "slasher" sin lograr imprimirle verdadera tensión ni efecto de miedo; esto se da más bien por el costado dramático de la trama. Si bien aquí no tenemos el característico grupo de jóvenes cachondos que viajan en combi a un sitio apartado de la ciudad, sí tenemos adolescentes de diversa orientación sexual obligados por sus padres a asistir al campamento Whistler ("Whistler camp" es el otro título del film), donde se realiza terapia de conversión. Hay muchas películas dramáticas que dan cuenta de este tema: "Save Me" (2007), "Boy erased" (2018), "The Miseducation of Cameron Post" (2018), "Temblores" (2019), entre otras. Este tipo de tratamientos, promovidos sobre todo por grupos religiosos, no son un invento del guion del propio Logan; existen aun hoy en nuestra realidad y son muy cuestionados en la actualidad, por ser violatorios de derechos humanos al considerar que todo lo que se aparta de la heteronorma es patológico y puede (y debe) ser curado. Lo que sí es ficticio, y hasta inverosímil en estos tiempos, son las técnicas del tratamiento pseudoterapéutico que se muestra aquí, de abierta violencia psicológica y física. Pero estamos en el género del terror, donde uno de sus rasgos habituales es la desproporción; y, como se dijo, abreva en el terreno de la cuchillada, en el que lo esperable es, precisamente, la violencia explícita.

El ingenioso título permite al menos un par de lecturas. La principal es una referencia al llamado lenguaje inclusivo, que busca traducir la diversidad sofocada en conductas cotidianas de una sociedad de perspectiva binaria ancestral. En el mundo, la inclusión gramatical se aplica principalmente en los pronombres; en el inglés, el pronombre de tercera persona "they" no tiene género y por lo tanto es ideal para referirse a personas que no se identifican con alguno en particular. En la trama, se plantea la cuestión en Jordan, un personaje transgénero no binario (esto es, ni masculino ni femenino), quien de entrada nomás tiene un choque cuando, calculadamente, los jóvenes son ubicados en dos cabañas, una para chicos y otra para chicas según el sexo biológico. Dicho sea de paso, cuando en esta historia la violencia del "tratamiento" se muestra más sutil, resulta más creíble; al principio, el coordinador principal, Owen Whistle (interpretado por Kevin Bacon), exhibe rasgos ambiguos que lo hacen intrigante; pero eso se pierde pronto y se lo dibuja con trazo grueso, poco menos que como un oficial de la gestapo.

El título es también un juego de palabras: la barra ( / ) en inglés es "slash"; de modo que "They/them" puede leerse "they slash them" (los acuchillan). El verbo "slash" (del que deriva el nombre del subgénero típico de Jason Voorhees, Michael Myers y otros) significa "cortar", "acuchillar". El terror es muy afecto a usar los pronombres en tercera persona para referirse a lo extraño, inefable, ajeno, lo monstruoso, lo amenazante. Recordemos el clásico "Them!" (1954, Gordon Douglas), "It" (Stephen King, 1990), "They" (Wes Craven, 2002), la francesa "Ils" (2006, David Moreau, Xavier Palud) o la serie "Them: Covenant" (2021, Little Marvin), por mencionar unos pocos ejemplos conocidos. Lo medular en el film de Logan es relativizar la noción de monstruosidad: los adultos aquí resultan los verdaderos monstruos, frente al grupo de jóvenes, que son percibidos como aberraciones, desviaciones de lo normal y aceptable.

"They/them" es expresión de una saludable línea del terror que ha traído al primer plano el miedo a ser violentado en la identidad, sea de género, racial o de cualquier tipo. Ya ha dejado de ser el modelo de héroe casi excluyente el varón blanco heterosexual. Por eso en un momento de la trama, Jordan dice: "él Whistler no tiene idea de a quién está cazando esta vez", y es como si estuviera diciendo una frase que bien podría haber enunciado Nuru, la protagonista de "Prey" (2022), precuela de "Depredador" estrenada en estos días, otra muestra de actualización en la noción de héroe más allá de géneros y razas.

Ahora bien, es interesante pensar que lo potente del mensaje de la película, que la hace original, le confiere un importante valor y seguramente la convertirá en un referente en la historia del cine, sea también su rémora. En el "slasher" clásico, aquellos jóvenes cachondos eran personajes planos, descerebrados, carne para asesino serial, de modo que resultaba divertido para el espectador pochoclero verlos morir uno tras otro, mientras se lucía el equipo de efectos especiales. Aquí, los ocho visitantes del campamento Whistler tienen un dibujo psicológico más diferenciado (todo el arco LGBTQIA+) y, como ya vienen siendo víctimas desde sus hogares, difícilmente alguien tenga la expectativa de verlos además despanzurrados por algún asesino serial. Gran parte del relato es más bien un drama que un thriller, de modo que muchos espectadores se preguntarán, cuando ya ha transcurrido buena parte de la narración (casi la mitad del total de cien minutos), dónde están la sangre y el gore. La película lo ofrece, pero carece absolutamente de inventiva, igual que en el prólogo; así que, como "slasher" propiamente dicho, fracasa. La secuencia del perro parece no solo un rebuscado y melodramático golpe bajo, sino un "premio consuelo" para ir tirando hasta que vengan los demorados asesinatos.

En el apartado de las actuaciones, me sorprendió que los críticos no hayan dicho que Kevin Bacon hizo una tremenda composición, un villano de antología (como dijeron de Ethan Hawke en la reciente "The black phone"); está correcto, pero le tocó un personaje que debe de haber hecho "de taquito", o sea, no le costó nada. Anna Maria Chlumsky, quien se hizo famosa (gracias a la ola Macaulay Culkin) en las películas "My Girl" (1991, aquí la conocimos como "Mi primer beso") y "My Girl 2" (1994) tiene un desempeño bastante pobre. Mejor desempeño tienen los jóvenes del reparto, en particular Theo Germaine (Jordan), actor trans en la realidad.

“They/them” tiene un espíritu moralizante bastante elemental; un mayor rigor en este sentido, un mejor aprovechamiento del planteamiento temático y un trabajo metadiscursivo más elaborado (como el de “X”, 2022) podrían haber dado un film más acabado. Aun así, como se dijo al principio, es una obra a la que puede dedicársele cierta consideración.


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