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EL LIBERAL . Santiago

Efectos psicológicos en los cumpleaños: las repercusiones en nuestra autoestima

20/07/2019 22:11 Santiago
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Tu cumpleaños se acerca, pero no sabes si celebrarlo o no… ¿Hasta qué punto es importante hacer algo especial en cuanto llega esa fecha? ¿Soplar las velas año tras año nos hace sentirnos más viejos? ¿Es el regalo indispensable? ¿Por qué determinadas personas se niegan a celebrar su día? Algo que ocurre de forma inevitable cada 365 días (366 en los años bisiestos) es que sumamos una vela más en nuestra torta, un tirón de orejas añadido o cualquier otra evidencia de un nuevo aniversario de nuestro nacimiento. En este sentido existen dos tipos de personas: las que aman y las que odian su cumpleaños. Para las personas que aman su cumpleaños supone un día especial, lleno de momentos mágicos y cercanía con sus seres queridos. Al menos un mes antes comienzan a anunciarlo, piensan cómo lo van a celebrar, miran qué día de la semana tiene lugar, insinúan posibles regalos y el día en cuestión tienen un “brillo especial”. Sin embargo, existe un elevado porcentaje de personas (casi el 50%) para las cuales el cumpleaños es una fecha triste, evitan cualquier forma de celebración, ocultando en la medida de lo posible que ese día está sucediendo.

¿Es importante celebrar nuestro cumpleaños?

Es una fecha importante durante la infancia y en la adolescencia. Sin embargo, no tanto pasados los 20. A partir de dicha edad, se celebran sobre todo las décadas (los 20, 30, 40 años…) o los lustros (los 25, 35…). Psicológicamente, es beneficioso celebrar nuestro cumpleaños: la mayoría de edad, las décadas, etc. Para algunas personas, es muy importante no sentirse olvidadas el día de su cumpleaños; es el caso de la mayoría de las mujeres, de las madres cuyos hijos ya se han independizado… aunque también el de algunos hombres en ciertos momentos de su vida. La fiesta de cumpleaños se compone de diferentes dimensiones; se trata de una fiesta personal, de una excusa para pasárselo bien, de una manera para consolidar el narcisismo sacudido poco a poco por el paso del tiempo (narcisismo parental, en el caso de la fiesta de cumpleaños de los hijos). Hoy en día, una fiesta de cumpleaños es un medio útil para comprobar la solidez de los vínculos afectivos, que, dada la fragilización del vínculo social, son cada vez más necesarios.

¿Comparten hombres y mujeres la misma visión del cumpleaños?

El cumpleaños es una festividad principalmente femenina. Es una referencia a la procreación, a los encuentros familiares y a las fechas que se repiten de manera periódica al igual que el ciclo menstrual. Por esta razón, ellas sienten una mayor necesidad de celebrar los cumpleaños. Los hombres afrontan los cumpleaños de manera más narcisista; se trata de su día, de la celebración de sus éxitos, de su supervivencia, de su capacidad para conservar o crear nuevos vínculos a pesar del paso del tiempo. Esta diferencia constitutiva explica el hecho de que los hombres olvidan más a menudo que las mujeres las fechas de cumpleaños, de aniversarios, de defunciones… así como su percepción narcisista de la propia celebración, totalmente opuesta a la visión femenina basada en una idea de reencuentros agradables y de implicación. El cumpleaños femenino es una demostración de buenos deseos y gratificaciones mientras que la masculina busca la reafirmación de la autoconfianza y la regulación del afecto.

¿Celebrar el cumpleños ayuda a aceptar mejor el paso del tiempo?

Celebrar el cumpleaños ayuda efectivamente a envejecer mejor o, en todo caso, a aceptar mejor el paso del tiempo y a acercar la edad subjetiva (la que sentimos) a la edad cronológica (la del registro). Luego, hay que contar con tener salud, una red afectiva y de amistades en quien poder contar y que la fecha del cumpleaños no coincida con el recuerdo de un acontecimiento traumático como la muerte de una persona cercana, por ejemplo. Si se cumplen todas estas condiciones, la fiesta de cumpleaños puede fortalecer nuestra propia autoestima, ayudar a hacer un balance de nuestra vida y a tomar ciertas decisiones, a relacionar entre sí las diferentes etapas de nuestro pasado e incluso a tomar la decisión de realizar ciertos proyectos, sueños o fantasías. Dicho esto, celebrar el cumpleaños pasado los 70 no nos va a ayudar forzosamente a envejecer mejor. Al contrario, una fiesta de cumpleaños impuesta puede llevar a la persona a considerar de cerca la perspectiva de su muerte, algo en lo que quizás prefiera no pensar.

¿Qué debemos esperar de un regalo de cumpleaños?

Si puedo apelar a mi profesionalismo como neuropsicólogo reafirmo la existencia de dos fenómenos; por un lado, la presión de la sociedad de consumo, y por el otro, la espera implícita de un regalo. Conscientemente, esperamos un regalo gratificante, útil, significativo, trivial o transgresivo. Inconscientemente, buscamos compensar la deuda de vida. Haciendo regalos a nuestro entorno, pretendemos librarnos de la deuda contraída al nacer hacia nuestros progenitores.

¿Por qué nos suele costar más celebrar las décadas?

Cambiar de década es un momento que a mucha gente le cuesta asumir. Es como si de repente nos diésemos cuenta de que nos caen encima 10 años de un solo golpe, y eso lo sentimos en nuestros pensamientos, expectativas de vida, en nuestra salud y en casi todo el entorno psicosocial que muchas veces nos topamos con gente o amigos, o familiares que nos avisan que ya tenemos una determinada edad; sin ningún tipo de maldad o “sí” (jejeje); pero siempre nos dan un recuerdito de tal magnitud que nos pasamos pensando en esa etapa nueva de cumplir más años. La fiesta de cumpleaños puede ser una manera de asimilar y asumir nuestra edad, reforzando nuestra individualidad (afirmarse como una persona única) gracias al sentimiento de saberse rodeado y de ser el objeto de muestras de afecto y atenciones. El ritual de las velas, del regalo, de la torta (tan simbólica) y de la canción son simplemente parte de un conjuro; soplamos las velas que representan el número de años que cumplimos, pedimos un deseo para el futuro, compartimos la torta al igual que compartimos el paso del tiempo con los nuestros, recibimos regalos que pretenden compensar los años pasados y lo que hemos perdido por el camino y cantamos al tiempo que pasa deseando un “feliz cumpleaños”.


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