Dolar Oficial: - Dolar Blue:- Dolar CCL:- Dolar Bolsa: - Dolar Mayorista: -

EL LIBERAL . Santiago

Los hijos de los presidentes -segunda parte-

ALFONSÍN y familia

ALFONSÍN y familia.

09/10/2021 23:02 Santiago
Escuchar:

Los hijos de los presidentes -segunda parte- Los hijos de los presidentes -segunda parte-

La crisis del ’30, tal como se

conoce al período en que la

quiebra global que comenzó

con la caída de la bolsa

de Nueva York provocó la

mayor debacle económica del siglo XX,

tuvo en la Argentina una repercusión política

fundamental: en medio de un clima

de época y a la par que varios países de la

región, fue derrocado el gobierno del radical

Hipólito Yrigoyen, interrumpiendo

68 años consecutivos de vigencia plena

de la Constitución Nacional de 1853, iniciando

una larga temporada que se puede

llamar dela inestabilidad republicana”,

que duró hasta la restauración de la

República en 1983.

Es importante destacar que coincide

este tiempo político con el gran cambio

social marcado por la consolidación de

los medios de comunicación modernos,

como la radio y la televisión, además de

la portentosa masificación de los diarios

y revistas, todo en el marco de la popularización

de las tecnologías. Esto tuvo como

consecuencia directa una rápida invasión

sobre aspectos de las vidas privadas

de los funcionarios públicos, y sobre

todo de los primeros mandatarios en todo

el mundo. Por eso, la vida de las familias

presidenciales en la Argentina se

convirtió en un elemento fundamental

para el juicio social de la personalidad de

quienes gobernaron el país entre 1932 y

la actualidad. Reiteramos el criterio de la

primera parte de este artículo: dedicarnos

a los presidentes constitucionales argentinos.

La mal llamada

“Década Infame”

El tiempo político transcurrido entre

los golpes de Estado de 1930 y 1943

es nombrado generalmente como “década

infame”, lo cual ha provocado una falta

de estudio serio y pormenorizado de

un período muy interesante de la vida argentina,

que como todos tuvo claros y oscuros,

pero que no puede ser considerado

homogéneo sino de gran dinamismo

como intento de adaptar la vida social al

nuevo orden que produjo la aparición del

proteccionismo como modelo en la relación

económica entre las naciones. Vale

recordar la frase de un historiador moderno

que dijo “ni década ni infame”, refiriéndose

al hecho de los trece años que

abarca y sobre todo a la significación moral

que no debe ser impuesta a un lapso

histórico sino a lo sumo a los personajes

que lo protagonizaron.

Tres presidentes constitucionales

abarcaron este tiempo de tensiones institucionales,

de adaptaciones políticas y

de reubicaciones diplomáticas que cambiaron

el destino argentino. El 20 de febrero

de 1932 asumió Agustín P. Justo,

general de brigada e ingeniero civil, que

llegó al poder por medio de una alianza

entre conservadores y radicales antipersonalistas.

Este entrerriano se había casado

en 1900 con Anita, la hija de un expedicionario

del desierto, Liborio Bernal.

El matrimonio tendría siete hijos,

tres de los cuales morirían en la infancia:

Horacio, Elcira y a los 5 años Agustín Pedro,

que había sido destinada preservar

la tradición del nombre paterno completo

en cuarta generación, cortándola para

siempre. Esta fue la primera familia presidencial

que comenzó a usar como residencia

vacacional la quinta presidencial

de Olivos.

El primogénito Liborio, homenaje al

abuelo materno, iba a causar varios dolores

de cabeza políticos a su padre: se hizo

marxista trotskista, fue un duro opositor

a sus políticas públicas, y durante

la visita del presidente estadounidense

Franklin D. Roosevelt al Congreso argentino

en 1936, aprovechó su condición

filial para entrar al palacio legislativo y

gritar desde un palco al inicio del discurso

del visitante:“Abajo el imperialismo”.

Agustín P. ordenó arrestarlo y lo envió a

una estancia en La Pampa, a fin de que

“entendiera de una vez cómo funciona el

capitalismo”.

Pero sin duda Justo sufrió como

ninguna la tragedia de su hijo Eduardo,

que era su secretario personal,

quien murió luego de que su padre le

pidiera cambiar de avión para el regreso

de la comitiva aérea que los llevó

a Paso de los Libres, donde tuvo lugar

una entrevista con el presidente del

Brasil, Getulio Vargas.

A sólo un mes del fin de la presidencia

de Justo, una tormenta hizo caer el

avión en el que viajaba su hijo de sólo

27 años sobre el arroyo Itacumbú, en la

República Oriental del Uruguay, muriendo

los nueve tripulantes. En ese lugar

se levantó un monumento que recuerda

al primer hijo presidencial mayor

de edad muerto en el mandato de

su padre. Sólo una niña, María del Pilar,

hija de Nicolás Avellaneda, había

muerto hasta entonces durante el gobierno

paterno.Las crónicas periodísticas

y los testimonios de sus familiares

coinciden en que don Agustín P. (así lo

llamaban domésticamente) nunca se

repuso de esta tragedia.

Los integrantes de la fórmula presidencial

ganadora de 1938, Roberto M.

Ortiz y Ramón S. Castillo, estaban casados

con María Luisa Iribarren y María

Delia Luzuriaga, teniendo tres y seis hijos,

respectivamente, llegando todos a

edad adulta.

El caso de Ortiz es particularmente

dramático ya que su esposa sería la primera

cónyuge en morir durante el mandato

de su marido en abril de 1940 y el

golpe anímico provocó a don Roberto

una crisis diabética que lo dejó ciego,

obligándolo a pedir licencia, que se hizo

definitiva hasta su renuncia, sólo veinte

días antes de morir en 1942.

Del 45 al

76: Perón y

sus esposas.

Frondizi, Guido,

Illia y Cámpora

En la segunda mitad del siglo XX, las

costumbres sociales modernizaron a las familias

presidenciales, disminuyendo notablemente

la cantidad de hijos. Juan Domingo

Perón, casado en 1928 con Aurelia

Tizón, en 1945 con María Eva Duarte y en

1961 con María Estela Martínez, quien lo

sucedería en el mando, se convierte hasta

hoy en el único presidente sin descendencia

biológica, pero eso no significó que su

herencia quedó vacante. él mismo dictó su

testamento para perpetuarse en la historia:

“Mi único heredero es el pueblo”.

El caso de Arturo Frondizi es muy representativo

de su época porque el correntino

se casó con Elena Faggionatto en 1933

y a los cuatro años nació su única hija Elenita.

La familia era el gran cimiento de don

Arturo, y queda como testimonio físico la

casa que construyó él mismo en las playas

de Pinamar acompañado de esposa e hija,

despuntando el oficio de su padre Julio que

era carpintero. Esa construcción de madera

sobre palafitos que aún se conserva lleva

el nombre de “Elenita” y la familia la usó

durante décadas.La prematura muerte de

Elenita a los 38 años en 1976 significó para

el matrimonio un golpe insoportable y

el comienzo de la decadencia de don Arturo,

que se acentuó al fallecer doña Elena en

1991.

José María Guido, protagonista de un

gobierno de ribetes constitucionales de

facto entre 1962 y 1963, se casó en Santiago

del Estero el 20 de abril de 1946

con Purificación Areal y tendrían dos hijos:

Amalia y Rodolfo. El pergaminense

Arturo Illia se había casado en Punta Alta

con Silvia Martorell en 1939 y tuvieron

tres hijos: Emma, Martín y Leandro. El

bonaerense Héctor J. Cámpora se casó

con Georgina Acevedo en San Andrés de

Giles en 1937 donde nacerían sus dos hijos:

Héctor y Carlos.

Desde la

restauración

de la República

hasta el presente

Raúl Alfonsín asumió la presidencia el 10

de diciembre de 1983 y estaba casado con doña

Lorenza Barreneche desde 1949, con quien

tuvo seis hijos. El caso de Carlos Saúl Menem

es singular ya que fue el primer presidente de

origen musulmán, casado bajo ese rito en1966

con Zulema Yoma, con quien tendría dos hijos.

Su destierro en Formosa durante la última dictadura

militar fue el tiempo en que tuvo a su tercer

descendiente fruto de una relación extramatrimonial:

Carlos Nair, a quien reconocería

años después. No deja de llamar la atención que

su primogénito Carlos Facundo haya muerto en

un accidente de aviación durante su mandato,

empardando la tragedia de Justo arriba mencionada.

Luego de su presidencia, el riojano iba a

casarse nuevamente y tendría a su cuarto hijo

Máximo. Fernando De la Rúa, el cordobés hijo

del santiagueño de Frías, don Antonio, fue quien

presidió el país en el cambio de milenio y estaba

casado con Inés Pertiné, habiendo sido padres

de tres hijos.

Hay una frase que usa el periodismo respecto

de acontecimientos que se van desenvolviendo:

“noticia en desarrollo”. Vamos a parafrasearla

diciendo que hay “historia en desarrollo”,

como la vida de los presidentes del siglo

XXI. El trajinado comienzo de siglo tuvo varios

en poco tiempo: Adolfo Rodríguez Saá, Eduardo

Duhalde y Néstor Kirchner. El puntano tiene

seis hijos, fruto de sus dos matrimonios. El

bonaerense tiene cinco hijos en su matrimonio

con Hilda González. El santacruceño protagonizó

el segundo caso de un matrimonio que se sucede

en el cargo cuando Néstor Kirchner cedió

la presidencia a su esposa Cristina Fernández,

con quién había tenido dos hijos antes de llegar

ambos a la presidencia.

El caso de Mauricio Macri es de interés para

la historia porque se trata del primer caso de

un presidente divorciado en dos ocasiones antes

de asumir su mandato. De sus tres matrimonios

nacieron cuatro vástagos. Es curioso que

desde el ‘83 los presidentes hayan superado el

número de hijos de una “familia tipo argentina”,

salvo los Kirchner. La prudencia de quien esto

escribe apela a los lectores para decir que, viviendo

la mayoría de los protagonistas, aceptaremos

el consejo de Arnold Toynbee, uno de los

grandes historiadores modernos, para esperar

que transcurran veinte años de los hechos para

hacerlos historia.

Desde 1932 hasta el 2020 las familias presidenciales

estuvieron compuestas por 56 hijos.

El caso del actual mandatario argentino, Alberto

Fernández, que llegó a la presidencia con un

hijo y va a convertirse en el primer padre durante

su mandato desde el siglo XIX, será motivo de

investigación cuando pase el tiempo amable que

hará reposar las pasiones y permita a la historia

convertirse en el relato sereno del pasado.

Lo que debes saber
Lo más leído hoy