“El humor social, en la cumbre; y el humor político y económico, en el subsuelo”

El año fue más que intenso. Haciendo una breve síntesis, está la renuncia ya en febrero de Máximo Kirchner a la jefatura del bloque del Frente de Todos en Diputados, en rechazo al acuerdo con el Fondo Monetario Internacional. También la votación tan particular del acuerdo, que fue más votado por la oposición con algunos oficialistas.

Fue como el gran corte, el gran clivaje en la relación entre el kirchnerismo y el Presidente, que después terminó decantando con el paso de pocos meses en la renuncia abrupta de Martín Guzmán, en julio, el mismo día que la vicepresidenta estaba dando su mensaje.

En ese mes de julio sucedió un hecho que también hay que recordar en un año muy intenso que vivimos los argentinos, con tres ministros de Economía, con el efímero mandato de Batakis y después Sergio Massa llegando al Ministerio, pero que significó mucho más. De alguna manera se convirtió en una figura central de un nuevo punto de equilibrio en la coalición, quizás en un rol de visagra o nexo en la relación del Presidente y de la vicepresidenta que está en su punto más débil o más bajo. Después, indiscutiblemente está el atentado fallido contra la vicepresidenta el primero de septiembre, que también fue un hecho conmocionante y ya en este mes último del año, hay que mencionar la condena del Tribunal Oral Federal a Cristina Fernández.

Es la primera vez que hay una condena a un vicepresidente en ejercicio; luego la agudización del conflicto entre el Poder Judicial y el Gobierno por el Consejo de la Magistratura, y finalmente con este amague de lo que fue un desacato del Gobierno a un fallo de la Corte por el conflicto con el gobierno porteño por la Coparticipación y que ahora sería una reconsideración del gobierno que hay que ver cómo termina. En lo político, todas estas cuestiones más la interna que se está dando en Juntos por el Cambio entre dos precandidatos que ya parecen estar muy preestablecidos: Horacio Rodríguez Larreta y Patricia Bullrich, y lo que vaya a suceder con Mauricio Macri que estuvo todo el año demostrando que tiene vocación de estar en algún sitio en el 2023, hacen que aparezcan como los hechos más notorios. Creo que la carrera electoral que ya está lanzada, es un dato concreto de la política.

Pero claro, todo esto que repercute en el humor político de una manera negativa porque lo vemos en un formato de internas muy duras, muy ásperas, y por todos los acontecimientos señalados en el contexto de una economía que va a terminar con una inflación de casi el 100% y con un nivel de actividad en el segundo semestre y sobre todo en el último trimestre, mucho más débil de lo que había sido el comienzo del 2023, pone a la opinión pública como muy distante de la dirigencia política.

Todo eso es el humor político. Ahora, el humor social termina muy arriba, muy positivo, muy eufórico por el triunfo de la Selección que evidentemente tuvo la fuerza para generar la movilización más grande de la historia argentina: millones y millones de personas en las calles de todo el país. Por eso creo que la nota distintiva y de cierre de año en este país es: el humor social, en la cumbre y el humor político y económico, en el subsuelo. l