Dolar Oficial: - Dolar Blue:- Dolar CCL:- Dolar Bolsa: - Dolar Mayorista: -

EL LIBERAL . Santiago

El verdadero y real dilema sobre inteligencia artificial

25/08/2023 22:48 Santiago
Escuchar:

El verdadero y real dilema sobre inteligencia artificial El verdadero y real dilema sobre inteligencia artificial

El dilema sobre IA, es el mismo ante cada nueva tecnología, que llega siempre abierta, disruptiva y con doble filo (nunca neutra). Se habla tanto, que no sabemos si podría atrofiarnos el cerebro o potenciarlo. Pero reflexionemos un poco, cuando apareció la calculadora nadie abandonó la matemática. Y si tenemos que cotejar situaciones ¿acaso no es Google una base de datos de bolsillo que nos exime de memorizar?

Estamos viendo fantasmas y es bueno analizar de qué estamos hablando, la inteligencia artificial no piensa, ergo no existe. Y así como no viene a salvarnos, tampoco va a extinguirnos.

ChatGPT en realidad no es mucho más que es un buscador sofisticado que organiza muy bien las respuestas. Y aporta un giro conversacional, aprobando el test de Turing: a su coherencia gramatical la podríamos confundir con la de un humano, pero solo confundir, porque está muy, muy lejos, de eso.

La IA, dicho por ingenieros en computación solo calcula y procesa datos. En cambio, pensar implicaría conceptualizar. El habla artificial no resulta de un pensamiento. Aunque su capacidad lingüística sea creíble. Por eso parece tener intención y nosotros le damos un cuerpo con un pase de magia, asignándole un ánima. Entonces brota el terror.

Lacan: acuño la frase "usted sabe lo que dijo, pero nunca lo que escuchó el otro".

La peor manera de abordar un fenómeno es desde el espanto: convendría primero secularizar a la IA (debemos matar al fantasma). Ya sin sus velos misteriosos, veríamos lo que en realidad es, un proceso binario y digital bastante básico que solo entiende de unos y ceros, veloz como la luz y memorioso hasta lo inconcebible. Aunque ya quisiera la IA alcanzar nuestro don de crear nexos y dar sentido, reaccionar ante lo nunca visto, tener deseos e iniciativa, crear una obra de arte original, dejarse sobornar o soltar una lágrima. No puede ni quiere: simplemente porque no puede querer

La IA habla todos los idiomas sin entender ninguno. La mecánica del algoritmo generativo trabaja con palabras sueltas que no le significan nada: solo descubre patrones de repetición. Ignora la causalidad y no aprende de la experiencia. El truco es que suelta frases por un método de probabilidad estadística en base a millonadas de datos con que lo han alimentado. Predice cuál sería la palabra posterior a la anterior más probable --porque así se la suele usar consultando sus archivos: el resultado es impactante.

Así como domina la gramática, ignora por completo la semántica que sí lo acercaría a algún tipo de pensamiento, no tiene ni conciencia ni emociones: esto último está en un grado cero de desarrollo científico. Descartes concluyó que hay un ser en nosotros, desde el hecho irrefutable de que pensamos. Pero ignoramos casi todo sobre el origen del ser y su significado. ¿Cómo podríamos así crear un bioartefacto, un ser inorgánico con singularidad?

La revista Time hizo tapa con la IA y tituló “El fin de la humanidad”. Elon Musk --rey del marketing-- tuvo su brote distópico pidiendo detenerla por seis meses, aunque sus empresas la usan a diario.  China inhibe a Google, pero se dio a sí misma Baidu, su equivalente que también arroja datos mientras absorbe otros. La IA se desarrolla en cada continente. ¿Qué ley podría prohibirla en 193 países? ¿Qué potencia mundial cedería la ventaja a otra si ya es un arma económica y de guerra?

Este es el “sesgo de automatización”: creer que la IA encierra una lógica objetiva. Es una suma de subjetividades: se nutre de textos producidos por humanos. Y los criterios de su algoritmo, también. Por eso se equivoca tanto.

Porque responde de memoria comoun loro; y porque ya le dieron la respuesta, pero no era para esa pregunta.

En la antigua Creta de los Minoicos el Dios Hefesto creo un robot de bronce llamado Talos, para resguardar la Isla de los piratas e invasores. Y la gente se sentía protegida, después la vida demostró que el robot era artificial y no protegía la isla ni era inteligente.


Lo que debes saber
Lo más leído hoy