Cómo crecer sin detenerse

Los que acostumbran viajar en avión saben que el momento más peligroso del viaje es el aterrizaje. Siempre en la vida los momentos que implican un mayor desafío son aquellos donde estamos por llegar a la meta.

Por eso, te animo en este tiempo, que ha sido especialmente difícil en los últimos doce meses, a mantener la calma. “Pero Bernardo, ¿cómo hago para lograr estar en paz en medio de tanto caos e incertidumbre?”, tal vez preguntes. Muchos se preguntan lo mismo. Aprendiendo a negociar con sabiduría. Porque, cuando lo hacemos, somos libres para tratar a los demás como deseamos y esperamos que nos traten. Te invito a detenerte y responder las siguientes preguntas:

-¿Cómo te estás tratando a vos mismo, a vos misma, en este tiempo?

-¿Cómo estás tratando a quienes te rodean?

-¿Qué trato estás recibiendo de los demás?

Hoy más que nunca, procuremos tratar bien a todo el mundo. Y, si en alguna ocasión, no recibimos el mejor trato de alguien, salgamos del lugar de jueces, pongamos los límites que correspondan y tengamos presente que quizás, alguna vez en el pasado, tratamos a alguien más de igual manera. Recordemos que: Todo lo que damos es todo lo que recibimos.

Negociar es una habilidad importantísima que deberíamos aprender desde la niñez porque nos permite disfrutar de relaciones interpersonales satisfactorias. Los buenos negociadores tienen a su disposición todo lo que necesitan, aun encontrándose en circunstancias adversas.

Los buenos negociadores hablan siempre palabras positivas de estima, de validación, de sabiduría.

Esto es así porque ellos saben que la vida no consiste en ganar-perder, sino en ganar-ganar. No estamos aquí para que nos vaya bien, mientras les pisamos la cabeza a otros y los dañamos; sino para que todos seamos nuestra mejor versión compartiendo y trabajando codo a codo con nuestros semejantes. Porque: Cuando ganamos todos, hay abundancia de sobra y todos somos beneficiados.

Estas son las frases que suelen decir los buenos negociadores y que todos los seres humanos anhelamos escuchar desde pequeños:

-Te amo.

-Sos lo mejor que me pasó en la vida.

-Sos capaz de lograr todo lo que te propongas en la vida.

-Estoy feliz de tenerte en mi vida.

-Sos único y especial.

-Sos un triunfador.

Los buenos negociadores tienen una mentalidad de abundancia. Piensan: “Hay muchas oportunidades y suficientes recursos para todos por igual”. Ven lo que otros no ven; ven mucho más lejos que la mayoría. Por eso, son convocados para liderar y administrar proyectos, para ocupar lugares de influencia.

¿Te gustaría ser, si todavía no lo sos, un negociador de excelencia? Si ese es tu objetivo a perseguir, crecerás sin límites, incluso en medio de la adversidad; dejarás huellas para las generaciones que vienen; crearás los mejores ambientes allí donde te muevas (porque dejarás de ofenderte por pequeñeces); y recuperarás todo lo que perdiste o te fue quitado. ¡Porque te moverás en el lugar donde las cosas suceden!