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Witold Gombrowicz, el outsider que cambió la literatura argentina

03/08/2014 04:30 Viceversa
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Witold Gombrowicz, el outsider que cambió la literatura argentina Witold Gombrowicz, el outsider que cambió la literatura argentina

Hombre proclive a las contradicciones y los antagonismos, el autor de “Ferdydurke” llegó a la Argentina hace 75 años en el comienzo de un exilio voluntario que dejó huellas certeras en su producción literaria y lo convirtió, en una línea de valorización iniciada por el crítico Ricardo Piglia, en uno de los autores decisivos en la literatura argentina del siglo XX.

Además de las conferencias y mesas redondas estructuradas en seis ejes temáticos de las que participarán especialistas de América Latina, el Congreso ofrecerá una muestra de arte, un ciclo de teatro, el estreno de un documental, un city tour, la edición del libro “Esto no es una nariz” -con material de 40 ilustradores- y la reedición de “Ferdydurke” a cargo del sello El Cuenco de Plata.

“El propósito es abrir un espacio de discusión sobre un autor que, aunque se cuenta entre los más importantes de la vanguardia del siglo XX, hoy tiene poca difusión y reconocimiento en Argentina. Así que la idea fue ofrecer algo así como un panóptico de las distintas perspectivas desde las que se lo puede encarar, como el exilio, el teatro o su relación con los intelectuales”, señala Marcos Urdapilleta, uno de los autores de la iniciativa.

“Nuestro objetivo con toda esta movida es que más gente pueda conocer y leer a Gombrowicz, sacarlo de ciertos ámbitos intelectuales y académicos. Que salga a la calle, que se lo pueda relacionar con su humor, con el color de su estilo”, sostiene Nicolás Hochman, otro de los organizadores- .

¿En qué medida el proceso de resignificación de la obra de Gombrowicz es posible cuando gran parte de su producción es hoy inhallable en el país?

“Hay dos factores que influyen para resignificar su obra -destaca Urdapilleta. El primero es el rol cada vez más protagónico de la juventud. Si bien la inmadurez está lejos de considerarse un valor como proponía Gombrowicz, la lectura que se hace hoy de la juventud está más cerca de sus concepciones que en su época, lo que debería darle una vitalidad y una fuerza nuevas a su obra”.

“El segundo factor es la publicación de sus diarios íntimos, esos que quedaron afuera del Diario `oficial` y que se editaron como `Kronos` el año pasado en Polonia. Y aunque es cierto que sus libros son en alguna medida `inconseguibles`, también es verdad que no lo son menos que en sus días por Argentina”, explica.

Gombrowicz (1904-1969) llegó a Buenos Aires en 1939 en plan exploratorio, aunque tiempo después los nazis ocuparon Polonia y comenzó la guerra mundial. Durante su estancia en el país, el dramaturgo dio clases particulares, escribió artículos periodísticos y hasta se empleó en el Banco Polaco.

“¿Por qué se queda en la Argentina? A mí esa pregunta me llevó siete años y una tesis doctoral de respuesta, y todavía no lo tengo del todo claro, pero creo que tiene que ver con una necesidad de escaparse, de huir de lo establecido, de todo lo que ya tenía en Polonia (una familia acomodada, una posición social, cierto prestigio literario, un nombre, una lengua)”, explora Hochman.

“Llegar a Buenos Aires (donde no lo conocía nadie, donde no hablaba español, donde se lo ignoró como escritor, donde no tenía plata) fue terrible y aliviador. Acá pudo terminar de construirse como autor, como personaje. Uno podría decir: ¡pero sufría! Sí, sufría mucho. ¿Y entonces por qué se quedaba? La respuesta que encuentro viene del psicoanálisis, y la palabras más precisa para definirlo, me parece, es “goce”, arriesga.

La estadía en la Argentina fue desoladora por todas las razones que enuncia el organizador y se trasladó a la percepción que el autor de Transatlántico” tenía acerca de su obra literaria, una visión atizada quizá por el rechazo que despertó en Jorge Luis Borges y Silvina Ocampo, portavoces de la elite intelectual de la época.

“Quizás lo más característico de su carrera literaria en Argentina sea su posición de outsider, el lugar de marginalidad total desde el que producía su obra. Desde esa marginalidad tradujo `Ferdydurke`, casi sin saber castellano y ayudado por un grupo de jóvenes que no conocían el polaco -sostiene Hochman-. Lo paradójico es que la mayoría de sus libros los escribió o empezó en el país”.

“Además de las preocupaciones típicamente gombrowiczianas -la juventud, la forma, la inmadurez-, estos libros conectan con los demás sobre todo a partir del Diario, que empezó a escribir en Argentina y terminó en Europa, y en el que no sólo habla de estos títulos, sino también de los que había publicado en Polonia y de los que publicaría luego en Europa”, dice.

Si hay un rasgo que distingue la personalidad del escritor a lo largo de su vida es su tendencia a la contradicción, una singularidad que hizo extensiva a su condición literaria: “Fue un tipo absolutamente contradictorio -describe Hochman-. Esas contradicciones, esos antagonismos, dependían del momento, del lugar, de la compañía y del interlocutor”.

“Pero si hay algo que se mantuvo en todos esos vaivenes, diría que como un factor cohesionador, es la consecuencia fascinante de su sentido crítico. Era un sujeto que permanentemente buscaba desentonar, incomodar, desubicar. Y creo que ahí radica lo más importante de su obra y de sus búsquedas en general”, indica.

Desde que Piglia lo instaló en el panteón de autores notables de la literatura nacional tras compararlo incluso con Borges, Gombrowicz atravesó distintas instancias, pero aún así nunca alcanzó la categoría de clásico.

“No estoy tan seguro de que Gombrowicz tenga en Argentina la importancia que Piglia le adjudica, y ojalá así fuera, porque entonces la literatura sería bastante más descontracturada de lo que es hoy, en muchos círculos. Es difícil encontrar acá escritores que sigan un camino similar al de este polaco”, opina Hochman.

“Sí creo, en cambio, que eso que Piglia dice de manera para nada ingenua, podría ser válido a futuro, como una construcción retrospectiva, como una operación que nace de la crítica y que después marca cosas, las acomoda, las cambia de lugar, les da un significado diferente. Que es, en definitiva, lo que ocurre siempre con la literatura”, concluye Hochman.

Todas las actividades que formarán parte del Primer Congreso Internacional Witold Gombrowicz tienen entrada gratuita y no requieren de inscripción. Para obtener detalles de la programación se puede ingresar a http://www.congresogombrowicz.com.

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