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EL LIBERAL . Viceversa

23 de abril de 1616

17/04/2016 00:00 Viceversa
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23 de abril de 1616 23 de abril de 1616

Para el inevitable transcurso del tiempo el 23 de abril de 1616 no es nada mas que otro de sus dias y lo que ocurrio entonces no podria torcer el rumbo de la historia. Tal vez seria un martes o un miercoles o cualquier otro dia de una semana. A lo sumo podria confirmarnos el juicio de Borges, cuando a su personaje Dahlman en el cuento El Sur un coche de plaza lo lleva a tomar el tren en Constitucion: A la realidad le gustan las simetrias y los leves anacronismos, afirmaba alli Borges. Algo asi puede repetirse en la fecha de la muerte de tres de los mayores escritores de todos los tiempos: el espanol Miguel de Cervantes, el ingles William Shakespeare y el ilustre peruano, al que recordamos como el Inca Garcilaso de la Vega, que habrian muerto ese 23 de abril hace cuatrocientos anos.

Es verdad que la muerte fisica de Shakespeare, que contaba los dias por el calendario juliano, habria ocurrido ocho o diez dias mas tarde, pero ese no seria nada mas que otro de esos leves anacronismos con los que suele jugar con nosotros la misteriosa realidad. Mas alla de estas circunstancias ¡Vtal vez grata a los cancerberos de la historia- lo cierto es que la coincidencia de esas muertes un 23 de abril de 1616 ¡Vya fueran por el calendario juliano o el gregoriano- nos permite detenernos en quienes fueron sus imprescindibles protagonistas. La bi o g r a f i a el primero de los nombrados, Miguel de Cervantes, parece responder a la imagen acunada durante el Romanticismo tardio: a los grandes creadores los aguarda una vida de penurias y padecimientos y solo el futuro, que frecuentemente ellos no alcanzaran a conocer, hara justicia. Y asi Cervantes conocio en varias ocasiones la carcel, (en donde habria imaginado el Quijote, segun sus propias palabras), estuvo cautivo de los moros durante cinco anos, perdio el uso de una mano en la feroz batalla de Lepanto, le fue negado el permiso para viajar a America y la pobreza le clavo los dientes durante toda su vida. No en vano en el famoso capitulo en que el cura y el barbero condenan los libros de caballeria que hallan en biblioteca de su valeroso hidalgo, salvan del fuego a La Galatea del propio Cervantes, porque, segun palabras del cura, su autor era muy amigo suyo y mas versado en desdichas que en versos.

Es verdad que en sus ultimos anos, luego de la primera edicion de su Quijote, fue un escritor conocido y admirado tanto en su pais como el extranjero, pero la aparicion de una falsa segunda parte a manos de un inescrupuloso Alonso Fernandez de Avellaneda (tal vez un seudonimo de Lope de Vega), lo obligo a trabajar hasta casi el final de sus dias para confirmar que el era su unico autor y que, al menos eso nadie podria quitarselo: Para mi solo nacio don Quijote y yo para el; el supo obrar y yo, escribir, y solos los dos somos en uno¡K, escribio en el parrafo final de su novela infinita. Distintos signos, en cambio, iluminaron la vida de Shakespeare. A diferencia de Cervantes, que habia sido involuntario testigo del comienzo de la decadencia de su patria, Shakespeare vivio los comienzos de la grandeza de la suya. Su Inglaterra, en la que Isabel I armaba caballero a su pirata mas famoso en la cubierta de mismo barco, que traia en su bodega las de barras de oro que habia saqueado a sangre y fuego en los puertos espanoles en America, no le era ajena. Sus dramas estan poblados de personajes intensamente reales, en los que el poder, la ambicion y la venganza eran sucesos frecuentes. Pero tambien abundo en deliciosas comedias llenas de alegria y color, sensualidad y fantasia, magia y un sutil fuego erotico hasta donde le permitian las fronteras del influyente puritanismo de entonces. Fue mimado por los grandes de su tiempo, no padecio penurias economicas, fue famoso y hasta influyente mientras el publico esperaba sus dramas como los de Lope de Vega, el feroz enemigo de Cervantes, en Espana. A pesar de que le atribuyeran a Marlowe, Bacon, Thomas Kyd y otros escritores de su epoca la autoria de sus obras, no se preocupo como Cervantes por confirmar la paternidad de sus obras, y ni siquiera se ocupo por guardarlas, ni recordar que personajes como Hamlet, Lear, Otelo, Macbeth o Falstaff fueran hijos de su talento. Como muchos europeos, a cuyas diferentes lenguas habia sido traducida de inmediato el primer Quijote de 1605, no solo lo leyo, sino que se apropio del personaje de Cardenio para uno de sus ultimos dramas. Y a diferencia de Cervantes que escribio hasta que lo arrebato la muerte, Shakespeare dejo de escribir los ultimos cuatro anos de su vida libre de preocupaciones materiales. Tenia apenas cuarenta y ocho anos y pudo haber tenido una vida mas larga y desahogada, pero a diferencia tambien de Cervantes, a quien se lo llevo la diabetes con una muerte esperada y serena, Shakespeare murio como muchas de sus criaturas de ficcion, llevando su vida hasta el limite, con su desbordante sensualidad y su ingenio intactos, en una borrachera y una pelea en una taberna.

El mas modesto, el menos exaltado de los tres, pero no por eso menos meritorio, fue Gomez Suarez de Figueroa, a quien por decision propia recordamos como el Inca Garcilaso de la Vega. A diferencia de Cervantes y Shakespeare, su obra no fue producto de una enfebrecida imaginacion, sino de la dolida memoria de la grandeza perdida de sus antepasados incas. Un dolor que agravaba su despreciada condicion de mestizo en tierra de insaciables conquistadores. Para demostrar que podia ser uno de ellos y hasta escribir mejores que ellos, escribio La Florida del Inca en un espanol de tanta riqueza y transparencia que muy pocos de los espanoles que lo menospreciaban, podrian escribirlo. Sin embargo seria recordado por las paginas apasionadas sobre la grandeza de sus antepasados, en la que entraban por primera vez, y para quedarse, innumerables vocablos del quechua peruano en el espanol cotidiano. No fue un avezado novelista como Cervantes, pero el episodio de la muerte del ultimo emperador de los incas como un martir en la plaza del Cuzco puede figurar con meritos en las mejores antologias. Mas de dos siglos despues de la muerte del Inca, el prestigioso critico Max Henriquez Urena afirmaria que la mas alta literatura hispanoamericana comenzaba con el Modernismo de Ruben Dario. Injusto olvido de quien doscientos cincuenta anos antes habia escrito los Comentarios Reales, en la que comenzaba realmente la literatura de esta parte de America. Mas alla de la contabilidad de diferentes calendarios, la literatura eligio que los tres murieran el 23 de abril de 1616 para confirmar que a la realidad le gustaban las simetrias y los leves anacronismos. De este modo coincidiria la fecha de la muerte de tres de sus mas insignes escritores. Pudo haber sido otra y esa posible casualidad no agrega ni quita nada a la grandeza de tan altos personajes. Hace dos mil anos el romano Horacio habia escrito en versos latinos, que con su obra habia erigido un monumento mas perdurable que el bronce y hoy, como tal, permanece. Esto tambien lo podian haber dicho el feliz dramaturgo isabelino que habia llevado el torpe ingles de su tiempo hasta las fronteras mas sublimes, el emigrado cuzqueno que habia recuperado para el espanol el tesoro de la lengua de los incas o el desdichado manco de Lepanto, que escribio, en las tinieblas de una carcel, que por la honra y la libertad se debia arriesgar la vida.

* Miembro correspondiente de la Academia Argentina de Letras.

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