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EL LIBERAL . Padre Koffi Gilbert

La imagen del profeta

25/06/2016 23:38 Padre Koffi Gilbert
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La imagen del profeta La imagen del profeta

Recientemente hemos celebrado

el nacimiento de San Juan

Bautista, una fiesta más en nuestra

Iglesia, pero el nacimiento es

el comienzo de una misión. El nacimiento

es el comienzo para dar la

posibilidad a otras personas de conocer

a Dios.

Conocemos la historia entre María

e Isabel y, sobre todo, sabemos

lo que Zacarías dudaba de que Isabel

a su edad pudiera tener hijos,

dudaba, como podemos dudar hoy

nosotros cuando tenemos un proyecto

o algo para cumplir y decimos

‘no sé si es posible’. Si somos cristianos,

no debemos decir ‘ojalá’, no

es palabra de fe.

Sin embargo, María cuando recibió

el anuncio que iba a ser madre y

dar a luz al hijo de Dios, con alegría

fue a visitar a Isabel, porque ella estaba

embarazada de Juan Bautista

en su seno. Estas mujeres van hacia

el encuentro y dos niños se van

a encontrar. Es la alegría, la felicidad.

Va a nacer Juan Bautista antes

que Jesús.

La tradición era ir a la sinagoga

a cumplir con la ley ocho días

después del nacimiento, allí el sacerdote,

diácono u obispo pedía el

nombre que se le había dado al hijo.

Entonces, le tenían que dar un

nombre y querían que fuera Zacarías,

porque es el nombre de su padre.

Pero algo va a cambiar porque

hay una inspiración de Dios. No es

un hijo, ni una persona cualquiera.

Es un elegido y va a recibir la gracia

por esa inspiración, por lo que

la madre dijo que se iba a llamar

Juan Bautista. ‘¿Cómo va a llamarse

Juan si no hay nadie en la familia

con ese nombre?’, dijeron algunos.

Hoy no es así, a los tres meses de

embarazo le dan un nombre de un

artista. También muchas veces decimos

hay que darle el apellido, sino

no es su hijo, no puede tener herencia

o no puede tener nada. Pero

tenemos que saber que en el nombre

hay una misión. Todos tenemos

una misión, tenemos algo que hacer.

Por eso a veces los padres pueden

elegir un santo y hay que buscar

ese santo, qué ha hecho en su

vida y preguntarnos ¿cuál es la misión

que me han dado los padres?

¿Cuál es la misión en mi Iglesia

hoy?

Juan Bautista se fortalecía en su

espíritu y vivió en lugares desiertos

hasta que se manifestó al pueblo de

Israel. Creció en lugares desiertos,

para vivir ese silencio, la comunicación

con su Dios, porque tiene una

misión: él quiere recibir la gracia

de Dios para cumplir esta misión,

la de preparar la venida del Salvador.

Entonces, necesita vivir, no en

la miseria, sino haciendo un sacrificio,

un ejercicio espiritual para estar

en ese lugar desierto, apartarse

de todo lo que hay como obstáculo.

Por eso a veces hay que buscar o

construir su lugar desierto para reflexionar

sobre sus vidas. Tenemos

que ver qué estoy haciendo, qué me

dice Dios en su Palabra, por qué he

nacido, por qué he recibido el bautismo.

Al recibir el bautismo somos

profetas. Somos sacerdotes, reyes.

Basta de decir ‘nosotros somos misioneros’.

Todos somos misioneros,

porque la Iglesia es misionera, que

anuncia, denuncia. Esa es la misión

de la Iglesia y la nuestra también.

Por eso, se da esa imagen de Juan

de lo que es el profeta.

Dios llama siempre, somos sus

elegidos. No hay que decir Dios ‘me

ha dejado de lado’, ‘ha permitido

todo lo que hay como dificultad en

mi familia’. No. Dios nos conoce a

cada uno de nosotros.

El profeta no tiene miedo, tiene

su libertad para hablar; y debemos

vivir de esta manera. En nuestra

Iglesia debemos volver a ser profetas.

El profeta es un servidor. Basta

de decir ‘Dios me ha mandado un

mensaje para ustedes’. Somos servidores

de la Palabra de Dios, no

hay otra revelación en nuestra Iglesia;

desde el Antiguo Testamento y

Jesús no hay otros mensajes. Tenemos

que discernir bien.

Cristo es la luz del mundo y nosotros,

los profetas del bautismo,

somos luz en nuestras familias,

comunidades, parroquias y en

el mundo. Debemos ser luces, a toda

oscuridad hay que poner luz. No

debemos vivir en la complicidad de

los que hacen mal para quedar en la

oscuridad.

Hermanas y hermanos, es la razón

que la iglesia celebra el nacimiento

de Juan Bautista, es el último

profeta y después nació Jesús.

Es muy importante y podemos recordarnos

que no vivimos sin objetivos,

ni proyectos, tenemos muchas

cosas que hacer por el bien de

todos. Si hemos nacido, si hemos

recibido el bautismo en la gracia

de Dios, ¿qué debemos hacer si somos

elegidos de Dios? Es nuestra

fortaleza y debemos dar gracias.

¿Cuántas veces nos cuesta, como

cristianos, dar gracias? No se trata

de una formalidad, sino dar gracias

de lo que hemos recibido, de

los bienes y riquezas que Dios nos

ha dado. Todos los días hay que

dar gracias.

El profeta vive esa humildad,

Juan Bautista ha vivido esa humildad

para decir no es nada de nadie,

no tiene fama. él va a señalar a Jesús.

Debemos llegar a vivir de esa

manera, porque sin Dios no tenemos

nada, sin su gracia no somos

nada. él nos conoce, nadie puede

esconderse. Dios nos mira con ternura

y misericordia; cada uno tiene

esa protección.

Dios no está lejos, conoce nuestras

alegrías y sufrimientos, está

con nosotros, pero tiene su paciencia.

Juan ha cumplido su misión, ha

dado a conocer eso, ha llamado a la

conversión, a cambiarnos, y dejar

la gracia de Dios transformarnos.

Es nuestra misión y la misión de la

Iglesia hacer que las otras personas

puedan conocer a ese Dios y lleguen

a ser puentes verdaderos hacia él.

Pedimos también a la Virgen

María, Isabel y Zacarías para que

intercedan por nuestras dificultades,

alegrías para que podamos llegar

a dar testimonio: Cristo está vivo

hoy, está con nosotros y está para

ayudarnos a cumplir esta misión.

Que la Eucaristía sea para nosotros

alimento para vivir nuestra profecía,

nuestra misión hoy, mañana y

por los siglos de los siglos. l

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