Otra frustración del fútbol que caló hondo en el ánimo de los santiagueños

Para un país futbolero por excelencia, los triunfos como las derrotas se viven de una manera especial. De allí que durante la jornada del lunes, las caras largas, las ojeras y todas las expresiones de frustración posibles, fueron moneda corriente en todas las reuniones de café o de oficina en nuestra ciudad.

"La verdad es que me levanté mal, amargado, creo que ni dormí bien... Otra vez...!!! no puede ser...", comentaba un hombre ya mayor, a sus compañeros de trabajo, y allí comenzó una charla referida a la derrota de la Argentina ante Chile la noche anterior, propia de una sesión con el psicoanalista.

Para la licenciada en psicología Magdalena Roger Castro, la sensación de frustración y de tristeza de las personas, está ligada con el grado de las expectativas depositadas en el resultado del juego.

Frente a una consulta de EL LIBERAL, la profesional sostuvo que "es entendible la frustración de mucha gente, porque se trata de una selección nacional y además en la Argentina, donde el fútbol es el deporte más reconocido y más popular. No nos sentimos tan representados, tan identificados con otros deportes como con el fútbol. Por eso, la pasión que genera hace que los triunfos y los fracasos lleven a tener estados de ánimo relacionados con los resultados y a vivirlos de una manera especial; se generan debates y es tema de conversación en todos lados".

El padre Mario Ramón Tenti, un sacerdote apasionado por este deporte que lo practica a menudo, hizo un análisis más social, al sostener que "en los países donde los estándares y los ideales de vida están tan bajos como en el nuestro, muchas personas se prenden en cuestiones deportivas y ponen muchas expectativas de vida ahí", a modo de explicación al bajón del lunes de miles de santiagueños.

Canalizar la furia

La licenciada Roger Castro, consideró positivas las charlas o discusiones entre amigos sobre este tema, porque "en el intercambio está el aprendizaje, y uno tiene algún detalle que al otro se le ha escapado, y ahí se hace más nutritiva la pasión, y también sirve poner en común nuestra frustración o tristeza; hace bien poder conversar con alguien más sobre el tema y no enfurecerse uno solo".

"Este estado de ánimo no puede durar mucho tiempo, salvo en aquellas personas que son muy fanáticas, pero después uno comienza a caer en que se trata de un juego, que los jugadores han dado lo que podían. Al final se entiende que entran muchas individualidades a la cancha y que los egos hacen que no se funcione como un equipo, y creo que básicamente ese es el enojo de todos", ahondó.

A no confundir

El padre "Monchi" consideró que el golpe se hace mucho más duro "cuando se confunde el deporte con la nacionalidad".

"Se cree que en un partido de fútbol se juega la vida del país o cosas que a veces se asocian con la política o la vida cotidiana y no es así, es un campeonato, un partido de fútbol que se puede ganar o se puede perder, y que la gente lo tiene que tomar de esa manera", puntualizó.

Lamentó que "en la Argentina tenemos la tendencia a fanatizarnos, lo mismo pasa con el tema político con la famosa grieta y esas cosas, cuando hay cosas mucho más profundas que las dicotomías que se canalizan a favor de algunos pocos".

"Si hubiésemos salido campeones habría sido un día de gozo como si no pasara ninguna otra cosa en el país. Creo que tenemos que poner nuestras esperanzas y expectativas en otro lugar. Nos equivocamos cuando ponemos nuestras expectativas en un partido de fútbol", finalizó.