Santiago Voley sigue creciendo

El 3 de diciembre del 2014, 14 chicas concurrieron a la primera práctica. Poco más de un año y medio después, ya hay cerca de 70. El número de jugadores es solo un indicador, pero coincide con el crecimiento que mostró Santiago Voley Club, una institución que se está ganando un lugar en el voleibol de Santiago del Estero. "La idea surgió de padres de un grupo de jugadoras, de entre 14 y 16 años. Nos embarcamos en esto de crear un nuevo club, tener personería jurídica propia y desarrollar un proyecto para divisiones formativas", cuenta Pablo Migueles, presidente del club, que sostiene este interesante proyecto formativo. "La idea siempre fue empezar con niños de 10 años hasta las 19, ahora que se ha abierto la categoría Sub 19, y es lo que vamos tratando de lograr. En un principio éramos poquitos, comenzamos con 14 jugadoras de distintas edades. Y de a poco se han ido sumando más y se pudieron armar equipos para que participen en los torneos de la Fuvase, y Asociación Santiagueña también", recuerda el ex jugador de básquet, campeón argentino con el seleccionado santiagueños de Cadetes, en 1984. "En mayo del 2015 presentamos las dos primeras categorías, con equipos que todavía eran poco nutridos, y hoy ya estamos con cinco equipos, en todas las categorías formativas hay uno por lo menos y en una de esas categorías hay dos. Siempre con vóley femenino, por una cuestión de espacio, no tenemos tanta disponibilidad de canchas, entonces el vóley masculino, por el momento, va a tener que esperar un poquito", dice al fundamentar porque por ahora solo participan las chicas. Para los dirigentes, no es fácil sostener al club. "Están los aportes de los socios, que siempre es un alivio y es bienvenido. La mayoría de ellos son padres de las jugadoras. Y también gestionamos con sponsors para poder sostener el tema de elementos. El vóley necesita una infraestructura bastante importante en cuanto a elementos que los hemos ido consiguiendo así, con gente que nos apoya, nos ayuda y que cree en esta idea que nosotros vamos desarrollando lo mejor que podemos", explica Migueles. Además de la CD, hay una Comisión de Padres. Y si bien la relación es fluida, los roles están diferenciados. "La CD se encarga de conseguir elementos, mantener viva la persona jurídica, contrataciones de las canchas para entrenar (Bachillerato Humanista y Juventud), interrelación con otros clubes y las relaciones con la Asociación y Federación. La comisión de padres se encarga del traslado de los chicos, acompañarlos a los torneos, conseguir fondos para los traslados y comida. Su aporte está más relacionado al apoyo directo hacia los chicos", señala. Migueles se ilusiona con poder conseguir "algún día" un predio propio para la institución, ya que eso les facilitaría poder albergar a más chicos y darle lugar al voleibol masculino.